Vía Milenio
Hollywood ha vivido una profunda transformación en la última década a causa del streaming. Ahora viene un nuevo agitador: la inteligencia artificial (IA). Escritores y actores se encuentran en huelga —la más grande en 60 años— preocupados por las consecuencias que herramientas como ChatGPT tendrán en sus profesiones.
Quienes parecen estar más en riesgo son los escritores, cuyo trabajo puede ser fácilmente suplantado por las capacidades creativas de la IA. Estudios de Hollywood podrán recurrir cada vez más a chatbots como ChatGPT para generar guiones de películas y así ahorrarse miles de horas de trabajo y facturación de escritores profesionales. Me imagino, por ejemplo, a un ejecutivo de un estudio utilizando IA para intentar replicar el guion de una película exitosa.
Quizá el producto final no sea de primer nivel y requiera del involucramiento de escritores humanos para afinarlo, pero con el tiempo se irá perfeccionando.
El impacto de IA en los actores es menos evidente pero igualmente profundo. La tecnología ya existe para que imágenes digitales casi indistinguibles a personas reales se apliquen en campañas de mercadotecnia. Puma, por ejemplo, ha utilizado un avatar en 3D de Neymar para promocionar su marca en distintos eventos. Pronto será posible reproducir digitalmente a un actor en una película sin que el público se dé cuenta de que no es el real. Mientras que los actores estén de acuerdo y sean remunerados, sus duplicados digitales no representan una amenaza. Al contrario, pueden ser una fuente adicional de ingresos. El problema surge cuando los estudios decidan crear actores virtuales similares a ciertas estrellas, pero con diferencias suficientes para evitar demandas por el uso ilegal de su imagen y así no tener que pagar regalías.
Las posturas son claras. Por un lado, los estudios de Hollywood buscan aplicar la nueva tecnología para reducir costos y de esta manera compensar las grandes pérdidas que les ha traído el cambio de modelo de negocios a streaming. Por el otro, los escritores y actores buscan restringirla para mantener sus trabajos.
Su lucha contra los ejecutivos de los estudios por limitar el impacto de la IA en la creación de contenido en Hollywood puede parecer ajena para muchos de nosotros, pero sirve de preámbulo de lo que está por venir en otras profesiones. La automatización y la inteligencia artificial han demostrado su capacidad para redefinir diversos campos laborales y todo apunta a que continuarán haciéndolo en el futuro. Los mexicanos estamos conscientes de ello: una encuesta reciente muestra que más de una tercera parte de la población piensa que la IA le quitará su trabajo en el futuro.
La historia enseña que es imposible detener la tecnología, pese a provocar un ajuste temporal, siempre crea más empleos de los que destruye. Habrá perdedores, pero lo más seguro es que las ventajas de la IA produzcan más ganadores.