Roberto Morales | El Economista | 21 de febrero de 2016.
Brasil y México se han enviado entre sí un monto de Inversión Extranjera Directa (IED) acumulado por alrededor de 50,000 millones de dólares, estimó el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil. De esa cantidad, unos 30,000 millones de dólares son operados por empresas mexicanas en Brasil, y los restantes 20,000 millones corresponden a capitales de compañías brasileñas en México.
Las inversiones mexicanas están dominadas por América Móvil, dueña de Claro, Net y Embratel y controlada por Carlos Slim. El gobierno de Brasil calcula que un tercio del mercado brasileño de comunicaciones, tanto en televisión por cable, telefonía y provisión de servicios de Internet, está administrado por capitales mexicanos.
Otras empresas mexicanas que han canalizado capitales productivos en el mercado brasileño son Coca-Cola Femsa, Industrias CH, Rotoplas, Rassini, Mexichem, Cemex, Bimbo, Mabe y Cinépolis. Con la actual recesión de Brasil, las empresas mexicanas han enfrentado un entorno adverso, con lo que han menguado nuevas inversiones y buscado reducir costos, comentó Rafael Nava, director de relaciones gubernamentales de Mabe.
En contraste, firmas brasileñas como las petroquímicas Braskem y Oxiteno, el fabricante siderúrgico Gerdau, la cervecera Anheuser-Busch InBev, la consultoría en tecnologías de la información Stefanini y la constructora Odebrecht ejecutan proyectos de inversión en México.
En el reporte de América Móvil del cuarto trimestre del 2015, la compañía informó que su base de clientes de prepago de suscriptores de celulares disminuyó 3.2% año contra año, después de desconectar 4.3 millones de clientes. “La mayoría de las desconexiones fueron de Brasil, afectadas por la recesión”, indicó la firma.
En el 2015, en plena crisis y por la sequía en Brasil, Rotoplas tuvo éxito con la venta de sus sistemas de captación pluvial a través de recipientes de polietileno, como si fueran tinacos más grandes; pero en pleno auge, el gobierno de Dilma Rousseff suspendió partidas del programa Agua para Todos, forzando a Rotoplas a cerrar tres de sus siete plantas de rotomoldeo.
Una encuesta que realizó el 12 de febrero el Banco Central de Brasil entre diversos grupos de consultoría económica mostró la previsión de que la economía brasileña caerá en promedio de 3.3% en el 2016 y crecerá 0.6% en el 2017. Estas proyecciones vienen tras dos años malos. En el 2014, la economía brasileña creció sólo 0.1%, mientras que el año pasado se habría contraído 3.7 por ciento.
La recesión es un desafío para Coca-Cola Femsa, por obtener alrededor de 27% de sus ingresos de Brasil. Como una de sus medidas defensivas, ha ofrecido presentaciones más asequibles de sus productos para contrarrestar el débil consumo brasileño, dijo Marco Montañez, de Vector.
Con el mercado de su país tambaleándose, las empresas brasileñas mejor posicionadas han buscado oportunidades externas, incluyendo a México, que fue seleccionado por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil como uno de sus mercados estratégicos.
Viendo hacia el norte
La Secretaría de Economía calcula que hay 650 compañías establecidas en México con alguna participación brasileña, sobre todo en los sectores de petróleo y gas, alimentos, petroquímica y servicios de ingeniería.
Una empresa que jugó bien sus fichas al anticiparse a la reforma energética es Braskem, quien participa con 80% de las inversiones por 5,500 millones de dólares requeridas en el Proyecto Etileno XXI y que está asociada con la mexicana Grupo Idesa, poseedora del otro 20% de la participación.
Se espera que con el complejo petroquímico Etileno XXI, ubicado en Coatzacoalcos y que iniciará en el 2016, se sustituyan importaciones de polietilenos por 1,500 y 2,000 millones de dólares anuales, se generen 8,000 empleos y se produzcan 1 millón de toneladas de abasto local.
En Veracruz, la petroquímica brasileña Oxiteno ha invertido en una nueva planta alrededor de 600 millones de dólares, además de operar otras dos, una en Guadalajara y otra en San Juan del Río, donde produce tensoactivos no iónicos, ésteres, tensoactivos aniónicos y sulfatados y sulfonados para la región de América del Norte.
En otra inversión equivalente, de unos 600 millones de dólares, la empresa brasileña Gerdau Corsa comenzó en el 2015 las operaciones de su nueva acería en Ciudad Sahagún, Hidalgo, donde fabricará 1 millón de toneladas de acero y 700,000 toneladas de productos laminados anuales.
Gerdau inició operaciones en México en el 2007, con la adquisición de Siderúrgica Tultitlán. Ahora cuenta con dos plantas de acero y laminación en el Estado de México, tres unidades de recolección de chatarra y seis centros de distribución.
La compra de Grupo Modelo por la belga Anheuser-Busch InBev (en la que empresarios brasileños tienen acciones) implicó entradas de inversiones netas por unos 13,000 millones de dólares en México en el 2013.
Ya como subsidiaria, Grupo Modelo anunció en el 2015 la inversión de 2,800 millones de pesos para una planta de botes de aluminio y líneas de llenado de cerveza en Yucatán, donde erogará otros 2,200 millones de pesos para una nueva planta cervecera.
El jueves pasado, concluyó la segunda ronda de negociaciones entre las autoridades mexicanas y brasileñas para lograr la ampliación del Acuerdo de Complementación Económica 53, en la que se registraron avances en materia de acceso a mercados, reglas de origen, así como en los textos referentes a facilitación del comercio, servicios, inversión, medidas sanitarias y fitosanitarias, compras públicas, obstáculos técnicos al comercio, propiedad intelectual, coherencia regulatoria y, particularmente, política de competencia y remedios comerciales, según informó la Secretaría de Economía.