Claudia Villegas Cárdenas | La Crónica de Hoy | 1 Abril 2016
Así también podría titularse la historia de Telmex y su eterno pleito por obtener una concesión para ofrecer video en México. Sin embargo, en la década de los noventa, cuando Telmex vendió su participación en Cablevisión decidió que su prioridad era la telefonía básica y, por supuesto, la inalámbrica.
El cable de cobre de su época como paraestatal prometía miles de millones de dólares y así fue. Pero luego llegó la fibra óptica y con ella la oportunidad de ofrecer internet. Nadie se lo impidió y el gigante creció, creció y a nivel nacional. El presidente de Telmex se convirtió en uno de los hombres más ricos del mundo. Su decisión, al menos para los dividendos de sus empresas, fue la acertada. El costo para los consumidores, en cambio, fue la consolidación de un jugador preponderante en todo el país que defiende y conserva más de un 60 por ciento de sus mercados. Aún más, su historia de éxito le dio recursos para crecer en América Latina, en Europa, en Estados Unidos. A
hora, sin embargo, en su posición como preponderante – lo que le impone ciertos límites gracias a la Ley Federal de Telecomunicaciones y al Ifetel, el gigante también quiere video para seguir controlando cupos en el mercado de las telefónicas, de los operadores de Internet y, por supuesto, en el de los operadores de cable, en donde la competencia no se ha detenido.
En muchas ciudades del país, sobre todo en las pequeñas entidades, las cableras tradicionales sólo ofrecen video y datos; es cierto quieren dar voz y van por ello. Sin embargo, aunque el total de casas con servicios de tv restringida fueran “casas pasadas”, es decir conectadas a una red de fibra óptica– como dicen los cableros –a Telmex no le quitarían ni el ocho por ciento del mercado, según datos de consultores de la televisión de paga en México y Estados Unidos.
Si las autoridades cambian la concesión de Telmex ahora estarían premiando varias décadas de un monopolio muy rentable para unos cuantos mientras la competencia apenas comienza. Telmex, en cambio, debería preocuparse por Google Fiber que, eventualmente, buscará llegar al mercado mexicano y que en su país ya provocó que AT&T ajustara tarifas y que Comcast confesara que sí, en efecto, le tiene miedo a la competencia.
Por su experiencia en Brasil, Centro y Sudamérica en donde no ha tenido restricciones, Telmex ya sabe que ser cablera es más rentable. Un reporte de su gerencia de Inteligencia de Mercados sostiene: “AMX es la empresa de TV restringida más grande del mundo”. Por ello, la OCDE recomendó que, en tanto Telmex y AMX, no disminuyeran su participación de mercado no sería conveniente otorgar el cambio de su concesión