El tema es interferir en la voluntad de los equipos y la Liga, que comanda Mikel Arriola, y que la burocracia defina si cada juego debe de ir por televisión abierta, restringida o por alguna plataforma en línea de tantas que ya existen en el mercado.
EN UNA JUGADA de ésas que cuesta trabajo entender, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) ha estado trabajando, de la mano con su Consejo Consultivo, para intentar regular cómo se deben transmitir los partidos de fútbol en México, particularmente los de la Liga MX.
Y es que, si bien el futbol es un espectáculo deportivo que ha ido evolucionando en la forma en que llega a las pantallas de los aficionados, no es un tema que corresponda supervisar a ese órgano autónomo, que preside Javier Juárez Mojica.
El tema es interferir en la voluntad de los equipos y la Liga, que comanda Mikel Arriola, y que la burocracia defina si cada juego debe de ir por televisión abierta, restringida o por alguna plataforma en línea de tantas que ya existen en el mercado.
En un arranque propio de autoridades con tinte populista, como lo que vivió en Argentina, resulta que hay quienes al interior del IFT y su Consejo Consultivo pretenden obligar a los equipos de futbol a que solo puedan vender sus derechos de transmisión a canales de televisión abierta.
Es una idea contraria a la tendencia que se observa a nivel mundial en los años recientes, en la que los proveedores de contenidos vía streaming, como Amazon, HBO Max o YouTube, están incrementando de manera sostenida su participación.
Sus ventanas se han convertido en los medios por los cuales se consumen contenidos deportivos, porque si bien hay que ser suscriptor de éstas, liberan a los fanáticos de la restricción que impone ver un juego frente a un televisor en el sitio donde se recibe la señal de televisión abierta.
Analizar condiciones de mercado sobre cómo, cuándo y por cuánto tiempo se venden esos derechos de transmisión, correspondería a la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) y no al IFT.
Por eso cuesta trabajo entender la intención del regulador de las telecomunicaciones, que de prosperar su idea, no descarte que pronto estemos frente a otro caso de conflicto competencial del IFT y la Cofece.
Ya se vio que estas medidas lo único que provocan es que, ante la intervención oficial, los mejores jugadores en países que terminan siendo sobrerregulados abandonen a sus equipos.
Eso justo sucedió en Argentina y la asociación local tardó años en reponer el ecosistema de futbol albiazul que habían echado a perder los Kirchner.