Carlos Mota | El Financiero | 3 de marzo de 2016.
Este año es el de la reconfiguración más profunda de la televisión mexicana desde hace mucho tiempo —quizá desde la llegada de TV Azteca a la industria, en los noventa—. En mi opinión, cuatro sucesos marcan estos cambios: la entrada masiva de la TV digital terrestre; la llegada de una nueva empresa a la industria; los fuertes recortes al gasto publicitario gubernamental; y la asignación de los derechos de transmisión para América Latina de los Juegos Olímpicos de Río a una empresa que no tiene una concesión de TV abierta en México.
Las tres empresas del sector (Imagen, Televisa y Azteca) atraviesan ahora las semanas críticas para el reacomodo competitivo que se vivirá.
Imagen envió un par de tuits hace dos días dándole la bienvenida al periodista Ciro Gómez Leyva a su noticiero nocturno (“En verano de 2016 arranca @CiroGomezL como titular del noticiero nocturno de la nueva cadena de tv abierta de GIM”). Un día antes, el nuevo director de TV Azteca, Benjamín Salinas, retó a todos los colaboradores de esa empresa a reinventar su modelo de negocios de forma integral; anunció un par de nombramientos clave y dijo que invertirá mucho dinero este año y que se apoyará incluso de producciones independientes.
Finalmente, de Televisa hay un montón de trascendidos respecto de los cambios que se avecinan en algunas de sus principales producciones.
Es común escuchar entre la gente de la industria que la supuesta amenaza que representaba la llegada de internet no fue tan grave como se pensaba; y que los augurios de que desaparecería la TV no fueron reales. En esa lógica, cualquiera que haya visto la fenomenal transmisión que pusieron en conjunto Azteca y Televisa para cubrir lavisita del Papa Francisco, atestiguó las capacidades de ambas para hacer un trabajo profesional de altos vuelos. La TV abierta sigue y seguirá siendo fundamental durante muchos años.
Pero el reto fundamental, el que sí será un desafío para estas empresas, es el raquítico crecimiento del mercado publicitario. La mayoría de las personas que conocen de esto señalan que el tamaño de este mercado está entre $ 4 mil y $ 5 mil millones de dólares, y dicen que está estancado. Televisa dijo en su informe anual de 2015 que “las ventas anuales por publicidad disminuyeron en 9.6%”.
Así, es una la tarea de las firmas del sector: crear modelos de negocio o ecosistemas de comunicación autosustentables donde las audiencias vean lo que desean ver; los anunciantes empaten sus marcas con contenidos valiosos; y los concesionarios obtengan sólidos resultados financieros. Todo esto, en un entorno competitivo donde la lealtad a la pantalla se esfuma picando el control remoto o volteando a ver YouTube o Netflix.