2022.02.22
Vía Poder Latam
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha entregado más del 70% de contratos por servicios de telecomunicación a la empresa Teléfonos de México S.A.B. de C.V. del millonario Carlos Slim Helú bajo la modalidad de Adjudicación Directa. Más allá de la presunta violación a la ley de adquisiciones del estado1, donde se estipula que dicha modalidad de contratación sólo se deberá ejercer cuando no existan competidores en el mercado, existe detrás una historia de poder y empresas que luchan por monopolizar el mercado desde 1990.
Además de una concesión aparentemente vitalicia (1990-2056)2, las empresas de Carlos Slim Helú siempre lograrán trascender de sexenio con las bolsas llenas. Ya sea con permisos de explotación de la infraestructura para telecomunicaciones o vendiendo servicios de telefonía para las administraciones en curso, Carlos Slim Helú es el hombre que siempre gana.
Los grupos o empresas de telecomunicaciones han luchado desde 1990 – año en que fue privatizada la paraestatal Teléfonos de México – por el constante intento de acaparar el mercado no sólo de telefonía y servicios de televisión por cable, sino también por el servicio de Internet.
A esta conducta, que en otros sectores empresariales sería denominada como carteles del mercado, oligopolícos o monopólicos3, en telecomunicación se le denomina: “Agente Económico Preponderante”4. El término intenta explicar la conducta de las empresas de telecomunicaciones en el país.
Pero las implicaciones de este fenómeno no varían de sus homólogos mercantiles Es decir, cuando se concentra el mercado de las telecomunicaciones en unos pocos competidores aparecen los malos productos, concentración de bienes y carencias de competitividad. A pesar de esto, la industria telecom en México es una de las menos regulados en esos sentidos.
Más allá de algunas sanciones por competitividad, el mercado telecom lleva décadas beneficiando a unos pocos empresarios y segmentando a cada grupo con diferentes espacios en las concesiones que son o fueron pagadas con los impuestos de los mexicanos.
Conformado por la infraestructura para emitir señal de radiodifusión, servicio de celular, la señal o espectro televisivo y el de internet, diversos actores configuran su propio cluster empresarial en el que resulta imposible, incluso para otros magnates, ingresar. Este es el caso, por ejemplo, de América Móvil de Carlos Slim Helú que desde que logró la privatización de Teléfonos de México intenta competir por un espacio en el campo de la televisión.
Sin embargo, su principal adversario comercial en este sector, Grupo Televisa del magnate Emilio Azcárraga Jean, ha logrado que la compañía de los Slim Helú no logre conseguir concesiones bajo el argumento de que dicho acto sería considerado una práctica monopólica.
El pastel telecom, para el Pleno del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) está dividido en “Telecomunicaciones y Radiodifusión”, cada cual con su propio sector dominante denominado “Agentes Económicos Preponderantes” o AEPs.
Ubicados en el primer sector (telecomunicaciones), el IFT reconoce como AEPs a las empresas América Móvil S.A.B. de C.V.; Teléfonos de México, S.A.B. de C.V. (Telmex); Teléfonos del Noroeste, S.A. de C.V. (Telnor); Radiomóvil Dipsa, S.A.B. de C.V.; (Telcel), Grupo Carso, S.A.B. de C.V.; y Grupo Financiero Inbursa, S.A.B. de C.V.. Es decir, en su mayoría firmas relacionadas directa o indirectamente con la familia Slim.
Por su parte, en lo que corresponde al sector de radiodifusión, el IFT determinó como Agente Económico Preponderante a las empresas Grupo Televisa, S.A.B.; Canales de Televisión Populares, S.A. de C.V.; Radio Televisión, S.A. de C.V.. De igual manera que con el sector anterior, la familia Azcárraga tiene la batuta5.
En pocas palabras, Televisa sostiene el mayor número de concesiones para uso y explotación de canales de televisión, mientras que América Móvil se mantiene a la cabeza de los servicios de celular e internet.
La segmentación del mercado
Sin embargo, el escenario está por cambiar, y los magnates comenzarán una guerra por la ocupación de las bandas que transmiten internet y televisión. El pasado 22 de octubre de 2021, la compañía América Móvil emitió un comunicado a las autoridades bancarias, publicado en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) donde anunciaban que su compañía, a través de las subsidiarias Teléfonos de México y Teléfonos de Noroeste, habían recibido una ampliación de su contrato de concesión que les permitiría ampliarla por 30 años más, es decir, para el 2056 con miras a que en el primer trimestre del 2023 el IFT entregue el nuevo título6.
Una vez realizada la transacción, la compañía, vía su presidente del Consejo de Administración, Carlos Slim Domit (hijo del propietario), señaló la inversión de 8 millones de pesos que se destinarán a la ampliación de su red de fibra óptica la cual estaría disponible para que otros competidores hagan uso de la misma, y de este modo, obtener la autorización de que su compañía Claro TV acceda al mercado de la televisión por paga7.
Dado que América Móvil posee la cobertura del 70% en el mercado de servicios de internet móvil en México y más del 62% de los servicios de telefonía8, la incursión de Slim en el mercado de la televisión, representaría una amenaza principalmente a AT&T y Grupo Televisa. Estos señalamientos incluso fueron meritorios de un pronunciamiento de representates del sector en Estados Unidos, quienes temen por la monopolización de la industria.
En un comunicado oficial, del que PODER posee copias, el departamento del comercio de EE.UU denuncia desde 2013 que uno de los retos para el Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (TLCAN), era justamente la regulación del mercado telecom. Esto continúa siendo un desafío para las relaciones comerciales hasta la actualidad y no ha quedado del todo zanjado en el contexto del nuevo tratado, el TEMEC.9.
“Para México, todavía sigue siendo un desafío el intentar mejorar las condiciones de competencia en el sector de telecomunicaciones. La empresa América Móvil, matriz del operador inalámbrico Telcel y el operador alámbrico Telmex, domina los segmentos fijo y móvil del mercado mexicano de telecomunicaciones. Esto ocurre debido a la combinación de una supervisión regulatoria débil y un proceso judicial ineficiente”, explican en el documento.
[Imagen documento EEUU]
Tras la llegada del presidente actual, Andrés Manuel López Obrador del partido Morena, la situación con este monopolio no sólo no cambió, sino que además le siguieron entregando miles de contratos bajo la modalidad de Adjudicación Directa sin distinción de si se trata de una compra pública que pueda ser sometida a concursos más justos.
Los otros negocios
A pesar de que las empresas se asumen como líderes del mercado de telecomunicaciones, las audiencias y manejo de servicios de telecomunicación con particulares no son única fuente de ingresos. De 2019 a lo que va del 2022, el Gobierno de México ha entregado, en contratos públicos por servicios de telecomunicación a las empresas señaladas como AEPs, un total de 19,269,803,633 pesos en tan sólo 466 contratos.
De esos contratos, más del 70% fueron entregados a la empresa de Slim, Teléfonos de México S.A.B de C.V. en su mayoría bajo la modalidad de Adjudicación Directa. En suma, se trata de 360 contratos (de 466) por la cantidad de 19,182,054,910 pesos. Es decir, casi el 90% del total de contratos fueron para el empresario a quien algunas autoridades califican como el decimocuarto hombre más rico del mundo.
La falta de competencia no es un fenómeno exclusivo de la industria de telecomunicaciones, sino un problema que asecha todo el sistema de contrataciones públicas en México. La joya de la corona para este empresario, en definitiva será la entrada al mundo de la televisión, pues el total de la inversión que el presidente de la compañía anunció que serían usados para dejar en óptimas condiciones la red 5G, se recuperaría en sólo 8 años de servicios de telefonía emanados de contratos para el gobierno. En pocas palabras, se pagarían con el dinero de los impuestos.