Hace unos días los medios de comunicación de todo el mundo informaron sobre lo que fue el mayor ataque cibernético de la historia por su alcance, que ha afectado a más de 200 mil usuarios de más de 150 países.
Este acontecimiento limitó el funcionamiento de instituciones y empresas de muchos países del mundo. En Reino Unido varios hospitales del Servicio Nacional de Salud tuvieron afectaciones; en España, la empresa de telecomunicaciones Telefónica fue una de las más afectadas, mientras que la empresa FedEx, también manifestó interferencias en sus sistemas.
Otros países afectados fueron Rusia, Portugal, Ucrania, China, Italia y Estados Unidos. En América Latina, de acuerdo con la compañía internacional Kaspersky Lab, México también fue afectado por el ataque cibernético.
Este ciberataque ha puesto nuevamente en evidencia las deficiencias de la seguridad cibernética en diversos países del mundo, y los potenciales riesgos que pueden representar para la seguridad nacional e internacional.
Actualmente las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento, se han convertido en herramientas imprescindibles para la vida diaria de gran parte de la población de todo el mundo. La producción mundial, el intercambio financiero y comercial, y el funcionamiento de las empresas e instituciones públicas y privadas dependen en gran medida de la informática y la conexión a la red.
De acuerdo con el informe 2016 de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) de las Naciones Unidas, la cobertura telefónica móvil se encuentra presente en prácticamente 95 por ciento de la población mundial, además, las redes móviles de banda ancha se encuentran al alcance de más de 50 por ciento de la población mundial.
En México, de acuerdo con el INEGI, al segundo trimestre de 2016 cerca de 60 por ciento de la población de seis años o más se declaró usuaria de internet, 47 por ciento de los hogares cuentan con conexión y los usuarios de teléfono celular representan 73.6 por ciento de la población de seis años o más, de los cuales tres de cada cuatro usuarios cuentan con un Smartphone. Cerca de 15 por ciento de los usuarios en 2016 han realizado transacciones electrónicas.
Según un estudio realizado por la Auditoría Superior de la Federación en 2014, referente a las Tecnologías de Información y Comunicaciones en la Administración Pública Federal, el nivel de riesgo para la gobernanza, gestión, monitoreo, soluciones y seguridad en esta materia es alto, particularmente en cuanto a seguridad de la información se refiere.
La importante penetración que el internet y las nuevas tecnologías de la información han tenido en nuestras vidas y en el ámbito laboral e institucional, ha dado lugar a que el ciberespacio se convierta en un nuevo centro de confrontación e inseguridad que no está exento de ataques de hackers solitarios o del crimen organizado.
Siendo la información uno de los insumos más valiosos, es necesario y urgente generar mecanismos de seguridad que mantengan protegida la información personal o restringida de todos los usuarios e instituciones públicas y privadas.
La seguridad en el ciberespacio es un tema en el que la cooperación de los diversos actores de la sociedad es fundamental. Sector público, privado, academia y defensa deben ser partícipes en la elaboración de estrategias, leyes y políticas públicas dirigidas a combatir la ciberdelincuencia y generar una mayor seguridad en la materia.