2020.08.24
Vía La Jornada
Después de Australia, Alemania, Suecia, Brasil e India, México se posicionó en el primer trimestre del año como uno de los países con un aumento significativo en la frecuencia de descargas de contenidos digitales piratas, de acuerdo con la Cámara Americana de Comercio México (Amcham).
Una investigación hecha en conjunto con el Observatorio Nacional Ciudadano (ONC) señala que la piratería se ha manifestado en todos los sectores económicos y ha evolucionado de la mano de la tecnología, pues mientras algunos productos ilegales han persistido, otros han quedado obsoletos –como los VHS– y otros más se han originado con los cambios tecnológicos, como el streaming.
Destacó que en México el internet se ha identificado como un medio de distribución para todo tipo de mercancías falsificadas, pero también para productos audiovisuales como películas y series.
Detalló que las descargas a través de la aplicación de fotografías y videos Instagram ha crecido 17.7 por ciento, mientras por la plataforma de mensajería instantánea WhatsApp ha crecido 11.87 por ciento. También se ha identificado como medio de descarga de contenido ilegal a Facebook Live y WhatsApp Video.
Los organismos destacaron que es notoria la tolerancia y la permisividad del comercio digital de los productos apócrifos, lo cual se ha trasladado del comercio tradicional.
La diversidad de los productos que se venden va desde mercancía apócrifa en plataformas comerciales y redes sociales, hasta la venta de cuentas para uso de plataformas de entretenimiento o videojuegos.
Apuntó que en años recientes la comercialización de contenido pirata vía streaming va en aumento, mientras las descargas han disminuido.
La Amcham y el ONC señalan que además del comercio informal, la venta de productos ilegales puede hallarse en mercados formales, como centros comerciales, marketplaces y plataformas digitales, sin contar el mercado representado por aplicaciones, plataformas y páginas de Internet ajenas a las propias marcas, en las cuales se suele comercializar productos piratas, contraseñas de acceso a sitios de paga, así como la reproducción de contenido sin autorización, como música, audio y video.
Comentó que si bien hay un dato específico de monetización por el uso de contenidos audiovisuales, las redes sociales permiten a los usuarios obtener dinero por cada una de las reproducciones de series, películas o videos sin que sean los dueños de los derechos del producto, aunque el dinero puede no reclamarse.
Cuando un usuario no autorizado pone a disposición un fonograma o videograma sobre el que no tiene derechos, los dueños tienen la opción de permitir que lo mantenga en su canal pero que las ganancias sean para ellos, o simplemente pedir que sea eliminado
, señaló
El estudio apunta que resulta muy difícil pensar que una persona que hizo el esfuerzo de subir contenidos sobre los que no tiene derechos en este tipo de plataformas, lo haga desinteresadamente
.