Carlos Kenny Espinosa Dondé
Las injusticias se deben hacer todas a la vez a fin de que, por probarlas menos, hagan menos daño, mientras que los favores deben hacerse poco a poco, con el objetivo de que se aprecien mejor. Nicolás Maquiavelo
Desde el primer día de su gobierno, la agenda de López Obrador, más allá de llevar al país al siglo XXI, está basada en el desmantelamiento de los logros democráticos que tanto han costado a los mexicanos y que sirvieron, en gran medida, para que tanto él como su movimiento se encuentren a la cabeza del gobierno.
Existen nueve órganos autónomos en México: Banco de México (Banxico), Instituto Nacional Electoral (INE), Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai), la Fiscalía General de la República (FGR) y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). La teoría dice que esa “autonomía” es requerida para asegurar y preservar la independencia de dichos órganos, logrando que sus funciones y funcionarios tengan la libertad de hacer su trabajo, salvaguardándolos de los intereses individuales o colectivos de quienes se ostentan en el poder. Son parte del sistema de pesos y contrapesos y de rendición de cuentas del Estado mexicano.
La autonomía constitucional de estos organismos se otorgó hace menos de 30 años y la mayor parte de ellos se encuentran bajo ataque del Ejecutivo y su partido. Queda claro que la FGR (antes PGR) siempre ha estado al servicio del Presidente en turno, no de los ciudadanos. Pero el resto sí eran independientes hasta la llegada de López a la Presidencia. La CNDH es controlada desde Palacio Nacional, la guerra contra el INE parece llegar a una tregua con la llegada a la presidencia de Guadalupe Taddei, propuesta por los morenistas en los comités de selección. La Cofece pasó casi dos años sin los comisionados suficientes para sesionar en pleno, hasta que la Suprema Corte de Justicia declaró inconstitucional la omisión del Ejecutivo de enviar candidatos al Senado.
El IFT en este momento tiene un presidente interino, desde el 2021 carece del quórum constitucional para sesionar, pues cuenta sólo con cuatro comisionados de los siete que marca la ley. Igual que la Cofece, que no puede sesionar en pleno por no contar con los cinco comisionados que manda la Constitución. Es imposible otorgar concesiones, regularlas y supervisar a los concesionarios si no se tiene la estructura establecida en la ley. Las controversias regulatorias que demandan tanto usuarios como concesionarios se encuentran estancadas en rubros como telefonía, compañías de cable, acceso a internet, radiodifusoras y televisoras, incluso plataformas de contenidos.
La última víctima del ataque presidencial es el Inai, que a partir del 1 de abril tampoco puede sesionar en pleno. De los siete consejeros dispuestos por la ley, dos de ellos terminaron su periodo el 31 de marzo del año anterior sin tener reemplazos hasta el momento. En la misma fecha de este año otro consejero terminó su periodo, por lo que tampoco puede sesionar el pleno. No olvidemos que, gracias al Inai, se reveló información que desembocó en las investigaciones de la Casa Blanca, la Estafa Maestra, el caso Odebrecht, el fraude de Segalmex y la carencia de estudios ambientales para el Tren Maya, entre otros. López Obrador quiere controlar al regulador de las elecciones y bloquear a los ciudadanos el acceso a la información para pedir cuentas a cualquier instancia gubernamental.
No olvidemos que, a principios de su sexenio, AMLO decretó la desaparición del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, organismo que diseñaba y supervisaba el sistema educativo para crear mejores generaciones de estudiantes. Ahora, los libros de texto de la SEP son confeccionados por un admirador del marxismo y un venezolano chavista, quienes diseñan el adoctrinamiento de los niños mexicanos para asegurar la visión del Presidente.
Mi reconocimiento a todos los consejeros de estos organismos, la presión que están viviendo no es poca cosa. En sus manos recae buena parte de nuestra democracia y libertades. Están bajo ataque desde la Presidencia y su partido; nuestra democracia y libertades están en juego. De nosotros depende defenderlas.