Dentro de la ONU, hay muchas siglas que son bien conocidas por el gran público (UNESCO, UNICEF…). Sin embargo, hay un organismo dependiente de Naciones Unidas que, sin ruido mediático, es el responsable de que hoy en día podamos comunicarnos con nuestros teléfonos y smartphones. Es la ITU y así es cómo funciona.
Ginebra es la segunda ciudad más poblada de Suiza, comandada por un gran lago donde el chorro de agua más alto del mundo da la bienvenida a locales y foráneos.Una pequeña urbe rodeada de montañas, donde el lujo de sus tiendas convive con el afán por el chocolate y el buen Chardonnay. Y donde, aprovechando la histórica neutralidad internacional del país helvético, sientan raíces varias agencias de Naciones Unidas.
Dos de ellas están bien juntas, prácticamente cara a cara. Son la Agencia para los Refugiados y la ITU (Unión Internacional de Telecomunicaciones, UIT en español). Esta última, quizás uno de los organismos más desconocidos de la ONU, es sin embargo la responsable de que podamos comunicarnos con nuestros teléfonos, enviar datos a cualquier lugar del globo o todos los servicios que disfrutamos a diario en nuestros smartphones.
Pero nos estamos adelantando a los acontecimientos, ya que la historia de la ITU nos obliga a remontarnos un poco atrás en la historia. Incluso a antes de la creación misma de las Naciones Unidas o la anterior Liga de Naciones. No en vano, la organización que precedió a la actual ITU -la Unión Internacional de Telegrafía- tiene el honor de ser la primera organización internacional e intergubernamental en la historia de la Humanidad, datada en 1865.
¿Qué vendrá después del 5G? La ITU ya está trabajando en ello
Dentro de esa Unión Internacional de Telegrafía, y durante los primeros años del siglo XX, un grupo de expertos comenzó a reunirse asiduamente para tratar sobre una hipotética telegrafía sin hilos. Lo hicieron en paralelo a la organización, pero coordinada en la práctica. Hasta 1932, cuando se reestructura la UTI para dar cabida a los promotores de las comunicaciones inalámbricas y se crea la actual Unión Internacional de las Telecomunicaciones. Eran los tiempos de la radio, todavía nadie podía ni pensar en los teléfonos móviles.
Finalmente, y una vez superada la II Guerra Mundial, los principales impulsores de la ITU se reúnen en Atlantic City (EEUU) para sentar las bases de la estructura orgánica y el funcionamiento de este organismo. De ahí a hoy en día, esas normas no han variado en sus aspectos centrales: promover las nuevas tecnologías en torno a las telecomunicaciones, asegurar estándares que permitan la interoperabilidad entre distintas empresas y distintos países, promover la investigación y la cooperación en innovación asociada a las telecomunicaciones y servir de marco de diálogo entre todos los agentes de la industria implicados en estas lides.
¿Qué hace la ITU?
La Unión Internacional de Telecomunicaciones está formada actualmente por 193 países miembros y 700 entidades privadas y académicas de todo el mundo. Todos ellos colaboran entre sí y con la propia ITU para impulsar las telecomunicaciones, así como están sujetos de facto a los dictámenes y estándares que esta organización determine (a pesar de no tener capacidad legal para imponer ninguna orden, sus resoluciones son consideradas obligatorias por todos los agentes).
Eso en general, pero en particular la ITU se ocupa de estudiar, impulsar, estandarizar y regular todo lo que tiene que ver con la radiodifusión digital, Internet, telecomunicaciones fijas, telecomunicaciones móviles, televisión y nuevas tecnologías que se basen en cualquier tipo de infraestructura de comunicaciones, actual o futura. Un campo de trabajo cuanto menos mayúsculo que es la base, como decíamos, de todo lo que hoy conocemos como economía digital o Sociedad de la Información.
La estandarización quizás sea la mayor de las responsabilidades de la Unión Internacional de Telecomunicaciones. Durante mucho tiempo, y con el desarrollo de numerosas tecnologías ancestrales, existía una batalla entre países por imponer sus particularidades técnicas al resto de lugares del mundo. Así se explican los distintos tipos de enchufe o el hecho de que algunos países circulen por la izquierda en lugar de por la derecha. La ITU lucha contra ello, con el fin de que todas las empresas y ciudadanos puedan operar con total normalidad en cualquier lugar del globo, favoreciendo una interconexión eficaz de las infraestructuras de comunicación nacionales y, sobre todo, evitando potenciales monopolios en torno a tecnologías en pleno despegue por parte de unas pocas compañías.
Por otro lado, la ITU también gestiona el reparto del espectro de frecuencias radioeléctricas y de las órbitas de los satélites. Se trata de recursos naturales limitados utilizados por una amplia gama de equipos, operadores y personas, con lo que se requiere de un ente neutral que ponga orden y asigne los espacios a cada uno de los interesados.
Todo ello sin olvidar que la Unión Internacional de Telecomunicaciones es garante además de la confidencialidad de los mensajes que se transmiten a través de las distintas modalidades de comunicación fija o móvil. Un eslabón más en la cadena que garantiza la confidencialidad y la privacidad en la Red, tan en entredicho en los últimos años.
Cómo funciona la ITU
Desde 1947, la ITU tiene su sede general en Ginebra, en una imponente torre de color blanco que está acompañada de varios edificios de menor tamaño en donde encontramos bibliotecas y algunas pequeñas exposiciones sobre el mundo de las telecomunicaciones, desde los anales de la tecnología hasta hoy.
En esas oficinas de impresión, no tanto por su diseño -convencional cuanto menos- sino por su envergadura, es donde operan los funcionarios de este organismo de Naciones Unidas, distribuidos principalmente en tres sectores: ITU-R (sector de Radiocomunicaciones, antiguo CCIR); ITU-T (sector de Normalización de las Telecomunicaciones, antiguo CCITT); e ITU-D (sector de Desarrollo de las Telecomunicaciones).
Además del trabajo ordinario de los numerosos grupos de trabajo dentro de cada uno de estos sectores, también hemos de destacar el papel clave de la Conferencia de Plenipotenciarios: órgano supremo de la Unión compuesto por todos los Estados miembros y que se reúne cada 4 años (la última vez en 2014 en Busán,Corea del Sur) para aprobar las líneas políticas básicas de la organización, determinar su estructura y actividades y elegir a los altos cargos de la Secretaría.
Por debajo encontramos al Consejo, formado por 48 miembros, elegidos por la Conferencia a partir de una distribución equitativa de los puestos entre las distintas regiones del mundo, y entre sus funciones destacan “presentar propuestas a la Plenipotenciaria, coordinar el trabajo de la Organización y ejercer el control financiero del Secretariado”.
Y, en la parte ejecutiva, nos encontramos con una Secretaría General, a imagen y semejanza de la propia Naciones Unidas. Su función es la planificación estratégica a largo plazo, las relaciones con los distintos miembros, la asesoría jurídica, la operativa común y la organización de eventos de networking e información. En la actualidad esta posición es ocupada por el chino Houlin Zhao.