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Apagón, la CIRT y la SCT

José Yuste | Dinero en Imagen | 16 Octubre 2015

Para la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión, el apagón analógico, simplemente, no está cumpliendo con las expectativas de darle una pantalla digital a la población de menores ingresos.

Contrataron a Nielsen para revisar el caso Monterrey. Allí, según Nielsen, existen 924 mil personas de bajos ingresos que se quedaron sin televisión. El tema escala y se enfrenta a la postura gubernamental.

LLEGAREMOS A NUEVE MILLONES: SCT

Para el gobierno es todo lo contrario. La Subsecretaría de Comunicaciones, a cargo de Mónica Aspe, así como el propio secretario de la SCT, Gerardo Ruiz, hablan de un apagón analógico en Monterrey que fue un éxito, y señalan que sí llegarán a repartir los nueve millones de televisores para este mismo año, por lo que el apagón analógico final podrá ser por ahí de enero o febrero.

¿PADRÓN DE SEDESOL SUFICIENTE?

El problema es claro: se encuentra en el padrón de la Sedesol. El padrón de beneficiados de programas sociales de Sedesol toma en cuenta distintas condiciones, como ingresos, pero también carencias de servicios básicos y alimentación. Los televisores digitales se han entregado con base en dicho padrón. Ni duda. El problema es la existencia de una capa poblacional inmediatamente por encima de los ingresos del padrón de Sedesol. Son personas con carencias y sin recursos, que si bien no están en la pobreza extrema, tampoco han podido adquirir una televisión.

Según Nielsen, en Monterrey hay 924 mil personas de bajos ingresos que se quedaron sin ver televisión por carecer de dinero para adquirir una pantalla digital. Y la situación prendió determinados focos: si así fue en Monterrey, ¿cómo será en la Ciudad de México o Guadalajara, donde se tiene una población con mayores carencias?

APAGÓN TERMINARÍA EN ENERO-MARZO 2016

Para la SCT, el apagón analógico va en tiempos apretados, pero camina.

Ya entregaron seis millones de televisiones digitales y van por entregar los otros tres millones.

Mónica Aspe se encuentra confiada en que la entrega de pantallas digitales sí se concluirá para este año, aunque, claro, otro contratiempo será que el apagón analógico realizado por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (presidido por Gabriel Contreras), deba ser hasta enero, febrero o marzo de 2016.

El tema sigue siendo el mismo: ¿Y si los nueve millones de televisores digitales no alcanzan para ofrecer televisión a las franjas poblacionales con menores ingresos?

EL RETO EN PRESUPUESTO 2016

Hay dos caminos para quedarte sin TV: Que en una casa con dos o tres televisores, sólo les hayan entregado uno y la familia deba ajustarse a ver un televisor. O bien, que la población de bajos ingresos que no pueda adquirir un televisor, pero tampoco esté dentro del padrón de Sedesol, se quede sin la adquisición de una pantalla digital.

Desde luego, en la industria ya se escuchan propuestas. A la CIRT le gustaría ver un programa de entrega, si no de pantallas digitales, sí de decodificadores. Argumentan que si cada televisor costó un poco más de dos mil pesos, los decodificadores son más económicos, pues cuestan alrededor de 600 pesos.

Cualquiera de esas propuestas debería pasar por el Congreso y reflejarse en el Presupuesto 2016. Vamos a ver.

ESTACIONES DE RADIO, OTRA CONTROVERSIA

Las estaciones de radio son otra controversia, pero es dentro de la propia industria.

Hay concesionarios que sí quieren reducir la distancia entre estación y estación de 800 a 400 MHz, de tal manera que puedan caber el doble de estaciones de radio, así, algunos que tienen AM podrían pasar a FM.

Para otros, la situación es distinta: si se duplica el número de estaciones de radio, entonces se abaratará el espectro, habrá mayor oferta de estaciones y se deberá bajar los precios de anuncios comerciales. No les conviene.

Desde luego, el IFT deberá tomar la mejor decisión: un equilibrio entre dar estaciones de radio para mejorar la competencia y abrir el sector a nuevos competidores, pero no sólo deberá tomar en cuenta el número de habitantes, sino la viabilidad económica o social de las estaciones.

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