2018-01-08
El pasado 3 de enero, cuando buena parte de los mexicanos estábamos aterrizando de las festividades de año nuevo (y agarrando vuelo para cortar la rosca de reyes), el Diario Oficial de la Federación publicó la disposición técnica IFT-011-2017 parte 2. Como suele suceder en la industria de las telecomunicaciones, documentos de aridez casi absoluta encierran interesantes decisiones de política pública e incluso de política a secas.
Esta norma publicada por al Instituto Federal de Telecomunicaciones estableció en su apartado 4.1.2 que los Equipos Terminales Móviles (smartphones, en el habla técnica del instituto) deben “soportar y tener habilitada la banda 28 (700 MHz) APT”. En otras palabras, todos los dispositivos móviles que se comercialicen en México a partir de marzo de este año deberán ser compatibles con la Red Compartida de datos que justamente comenzará a operar ese mismo mes.
Pero antes de avanzar en el tema es preciso agregar un poco de contexto.
En el año 2012 la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), antecesora del actual IFT determinó que México adoptaría el esquema A5 para la banda del espectro radioeléctrico entre los 703 y los 803 Megahertz. Esta banda del espectro radioeléctrico, hasta inicios de la presente década se usó para transmisiones de televisión analógica pero debido al llamado “apagón analógico” donde las transmisiones televisivas fueron digitalizadas, esta banda quedó libre para su uso en servicios de telecomunicaciones móviles, denominadas International Mobile Telecommunications (IMT) por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU).
Cuando la Cofetel determinó la adopción del esquema A5, la tecnología de telecomunicaciones móviles más avanzada, llamada Long Term Evolution (LTE) apenas comenzaba su adopción, por lo que no existían dispositivos capaces de aprovechar esta nueva red.
De hecho, según el sitio web FrequencyCheck, que revisa la compatibilidad de los smartphones con las diversas redes de telecomunicaciones, los primeros celulares con capacidad para usar la Banda 28, como también se le llama a la banda de los 700 Mhz, salieron al mercado en el verano de 2014.
Así pues, tenemos que la Banda 28 sólo podría ser aprovechada por teléfonos que salieron al mercado por lo menos desde hace tres años. Si observamos la marca Samsung, los primeros teléfonos en tener la capacidad para recibir la Banda 28 según FrequencyCheck aparecieron en el mercado hacia 2014. Por su parte Motorola comenzó a comercializar dispositivos compatibles con esta red en el verano de 2015 y Apple, pionera en la adopción de innovaciones, lanzó su primer teléfono compatible con esta red (el iPhone 6s) en otoño de ese mismo año.
Los teléfonos de gama alta suelen ser los primeros en tener capacidades para nuevas frecuencias del espectro y este es el caso de los teléfonos compatibles con la referida Banda 28. Los primeros teléfonos en adoptar esta banda han sido de líneas como Xperia, Moto y Galaxy, que suelen ser más costosos. La disposición técnica IFT-011-2017, parte 2 obliga a que todos los teléfonos que se comercialicen en México a partir de la primavera puedan usar esta red, pero una cantidad sustancial de teléfonos que hoy están en manos de los usuarios y son de modelos antiguos o que no incorporan capacidad de operación en esta red quedarán sin aprovechar la Red Compartida que promete tener una cobertura inicial en el 20% del país.
Si consideramos que de acuerdo con datos de la consultora The CIU, el costo promedio de los teléfonos celulares adquiridos por mexicanos era en otoño del 2017 de 3,154 pesos y que el tiempo de reemplazo de celulares supera el año y medio, la adopción de celulares accesibles con capacidades para usar la Red Compartida será, en el mejor de los casos, lenta y concentrada en los mercados de clase media en zonas urbanas.
Una de las metas que el Estado mexicano se trazó al diseñar la Red Compartida y que es en buena medida su razón de ser, consiste en llevar conectividad de buena calidad a personas de limitado poder adquisitivo o ubicadas en zonas geográficas alejadas o donde los operadores tradicionales no encuentran un caso de negocio para llevar allí su infraestructura. Irónicamente, al menos en los primeros años, los dispositivos que le sacarán mejor partido a esta red serán los más caros, quizá quienes menos necesitan de los servicios de esta nueva red.
Por el lado político, la norma IFT-011-2017 parte 2 representa un mensaje a la industria de las telecomunicaciones: la Red Compartida será apoyada con todos los recursos del Estado.
No es de extrañar, considerando que, pese a los compromisos de permanecer al margen del proyecto, organismos estatales como Banobras, Nafin y Bancomext aportaron créditos por 13 mil millones de pesos para la fase inicial del proyecto y prometieron 4,750 millones de pesos adicionales. No sobra una “empujadita” al proyecto, obligando desde el lado regulatorio algo que sucedería tarde o temprano.
El proyecto de la Red Compartida es una apuesta cada vez más cara para el Estado mexicano y, consecuentemente, para la sociedad mexicana. Cuando llegue la primavera veremos si es un hito en las telecomunicaciones mundiales o un “parto de los montes” en la historia de las incursiones del Estado mexicano en las telecomunicaciones nacionales.