En las semanas recientes se ha intensificado la discusión sobre el posible destino de las negociaciones en torno al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), particularmente a raíz de las posturas o propuestas que puso sobre la mesa el equipo negociador de los Estados Unidos en temas como las reglas de origen para el comercio automotriz que tiene lugar en la región de Norteamérica; en materia del comercio de textiles; de la famosa cláusula de caducidad del tratado o como se le conoce en inglés, la sunset clause, así como en materia de medidas antidumping para productos estacionales, como es el caso de los productos agropecuarios, o compras de gobierno, por citar algunas.
En este contexto, hay que registrar las constantes amenazas del presidente Donald Trump para plantear la conveniencia, para él desde luego, de mejor dar por terminado este acuerdo y negociar nuevos acuerdos bilaterales, con México y Canadá, respectivamente. Al respecto, se ha repetido hasta el cansancio sobre la carencia de fundamentos o lógica económica detrás de las pretensiones de Trump y sus principales asesores en materia de comercio internacional con relación al TLCAN.
Ahora bien, hay que reconocer que el panorama sí se ha complicado, o mejor dicho, ya alcanzamos la parte complicada de la renegociación del TLCAN que en algún momento sí se previó que ocurriría, pero que muchos analistas u opinadores que no forman parte del equipo de negociación de México se resistían a creer que llegaría. Ante esta circunstancia, es importante destacar o hacer ver que si bien el panorama se observa más complicado que hace tres semanas, la cuarta negociación concluyó con una buena perspectiva de que las negociaciones continúen, un poco más allá de lo originalmente previsto por los jefes negociadores de los tres países. Es decir, habrá una quinta ronda en México, en la que seguramente se cerrarán diversos capítulos y en la que se lograrán avances en otros. Los temas complicados seguramente seguirán sin mostrar un solo avance, pero irán quedando para ser resueltos en las rondas más avanzadas o finales.
En el tema de la cláusula de caducidad o sunset clause, es de destacarse que tampoco el equipo negociador de Canadá comulga con semejante despropósito, pues para empezar resulta completamente contraintuitivo de un tratado de libre comercio, que entre otros objetivos persigue el de brindar horizontes de certeza o certidumbre mucho más amplios que cualquier otro tipo de instrumento de cooperación internacional. Sujetar el TLCAN a la incertidumbre o desgaste de revisar cada cinco años si se puede renovar o no diluirá por completo uno de sus beneficios centrales: el de permitir horizontes de planeación ciertos. El riesgo asociado con ese nivel de incertidumbre necesariamente se reflejará en un mayor costo para los productores y comercializadores en los tres países.
Ante esta prospectiva, hay que destacar la intensa campaña que ya inició en los Estados Unidos la Cámara de Comercio de ese país para promover los beneficios que el TLCAN ha generado para los Estados Unidos. Se trata de una campaña que se promueve en medios tradicionales, pero también en Internet y redes sociales, para lo cual la cámara de empresarios más importante en nuestro vecino del norte creó el sitio http://tradeworksforus.com/ en el que no sólo se presentan números o datos sobre la importancia que representa el comercio para ese país, sino también a nivel de cada estado. Como parte de este esfuerzo informativo, la US Chamber of Commerce también está difundiendo en medios tradicionales y redes un video titulado #NAFTAWorks. Esperemos que este esfuerzo se pueda traducir eventualmente en una presión, en el sentido correcto, de los electores de ese país sobre la Casa Blanca, y que así se aleje de la aparente conducta irracional que ha mostrado hasta ahora.
*El autor es senador de la República.