Luego de meses de un dilatado y controversial proceso, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) anunció el pasado 17 de noviembre al ganador del proyecto para la instalación de red compartida inalámbrica en la banda de los 700 Megahertz (Mhz). El ganador fue el Consorcio Altan, conformado por entidades como el fondo inversor China Mexico Fund y dos empresas nacionales de telecomunicaciones.
Punto y aparte de la opacidad de actos como la no difusión de la Oferta Económica, que justificarían el modelo económico y el costo del proyecto ganador, poco se ha hablado de la influencia que podría tener el gobierno de Estados Unidos en el desarrollo de este proyecto. En teoría el país vecino poco tendría que decir al respecto de la Red Compartida, pero el gobierno estadounidense tiene el ojo puesto en las telecomunicaciones mexicanas y no dudan hacer patente su punto de vista.
En 2012, cuando comenzaron los estudios para determinar la forma de uso de la banda de los 700 Mhz, la Comisión Federal de Telecomunicaciones, Cofetel (antecesora del actual Instituto Federal de Telecomunicaciones, IFT) decidió usar dicha banda usando un esquema llamado Asia-Pacific Telecommunity (APT), que básicamente dividió la banda en dos grandes rebanadas de espectro.
Los Estados Unidos decidieron otro camino, dividiendo dicha banda en una decena de bloques para albergar una red de telecomunicaciones exclusiva para los organismos de seguridad y espacios para varios operadores. Poca gente lo sabe, pero antes de que la Cofetel se decantara por el esquema APT, representantes del Departamento de Estado de los Estados Unidos viajaron hacia México para conversar con miembros de la Cofetel y “señalarles” que lo correcto, como países vecinos y aliados en temas de seguridad, sería el uso del sistema americano.
En aquella ocasión la Cofetel resistió la presión y se decantó por el sistema APT, pero quedó claro que los Estados Unidos saben lo que se hace en México y buscan defender sus intereses
¿Qué tiene que ver esto con Trump y la red compartida?
El caos posterior a la elección del nuevo presidente oscureció el hecho de que a nuestro vecino no le agrada que infraestructura clave como las telecomunicaciones tenga presencia de competidores y potenciales adversarios como China. De hecho, en 2012 el comité de inteligencia en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos publicó un reporte sobre la potencial amenaza que tiene para la seguridad de los Estados Unidos el uso de equipo proveniente de proveedores chinos.
En dicho reporte, el comité recomienda tomar medidas para evitar que los operadores estadounidenses de telecomunicaciones dejen de usar productos chinos debido al riesgo de poner en manos de otra nación sus telecomunicaciones. México, para efectos de la defensa de ese país, es considerado parte del llamado United States Northern Command (USNORTHCOM).
Si la participación de socios tecnológicos en la red compartida choca con los intereses de los Estados Unidos, muy probablemente acarreará consecuencias que van de la visita de funcionarios estadounidenses a las oficinas de la SCT o del Instituto Federal de Telecomunicaciones hasta medidas más… proactivas. Al fin y al cabo, nada agradaría más a Trump que descubrir alianzas (aunque sean fruto de su paranoia) entre dos de las naciones que menos entusiasmo le despiertan: China y México.
