vía La Lista News.
En México vamos tarde y mal en la definición de los actores sociales que deben proponer y promover la creación de los derechos digitales.
La electrónica: una era que inició desde finales del siglo antepasado, cuando el ingeniero italiano Guillermo Marconi descubre los usos de las ondas electromagnéticas para la comunicación telegráfica. Para 1896 se inicia el uso práctico de la comunicación inalámbrica, y un nuevo ecosistema para la evolución adaptativa de los seres humanos.
El salto de lo analógico a lo digital convirtió a la máquina de escribir en computadoras, al teléfono en smartphones, la televisión y la radio en servicios de streaming, y a las personas en e-ciudadanos.
La electrónica representa un avance gigantesco para la evolución de la humanidad. Así de relevantes deben ser los pasos que tomemos para integrarla en nuestra vida, cada vez menos analógica, y más llena de vacíos legales para su gobernanza.
La Comisión de Datos Personales del Sistema Nacional de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales presentó su propuesta de Carta de Derechos de la Persona Digital, código de buenas prácticas, con la que pretenden abonar a una de las tareas fundamentales del Estado en materia de derechos humanos en entornos digitales.
El documento aborda temas de relevancia para este ecosistema, como la garantía al acceso a conectividad y a las tecnologías de la información, la seguridad (también entendida como la protección al tratamiento de datos personales y su libre circulación), la educación digital, el teletrabajo, libertad de expresión, neutralidad de internet, acceso a la información, ciberseguridad, etc.
La carta cumple con la definición de algunos de los principales términos del ecosistema digital, y como un documento de consulta para su entendimiento, pero no para su aplicación. Los temas que aborda carecen de sustento y análisis sobre los usos y hábitos reales que dan los usuarios a la tecnología. Se aprecia además la ausencia de participación de grupos políticos, sociales y reguladores, para llegar a un consenso de gobernanza que encare los desafíos que requiere la implementación de los derechos de la persona digital.
Para que un ejercicio de esta naturaleza logre un impacto social, requiere ser analizado y escrito dentro de un foro abierto entre el gobierno, industria, academia y grupos de la sociedad civil, entre otros, para así asegurar un documento que refleje las necesidades, antes planteadas por organismos nacionales e internacionales, que promuevan las bases de la Carta Universal de los Derechos Humanos, trasladados y compartidos en el mundo offline y online, desde una perspectiva digital.
El internet es un medio universal, avanza y evoluciona por segundo. En México vamos tarde y mal en la definición de los actores sociales que deben proponer y promover la creación de los derechos digitales. Parece que estamos esperando que inteligencias artificiales escriban por nosotros como debemos comportarnos en la era cibernética.
Muy preocupante.
