El domingo en la noche la oposición se creció al derrotar la iniciativa de reforma constitucional que en materia eléctrica envió el presidente Andrés Manuel López Obrador. No fue fácil, pues legisladores del PAN, PRD, MC y, sobre todo, del PRI, recibieron todo tipo de presiones.
Para empezar, tratando el gobierno federal y sus bancadas afines (Morena, PT y PVEM) de juntar los más de 50 votos que les hacían falta para completar dos terceras partes de los legisladores, postergaron la sesión. En ese tiempo, si pensaban conseguir más legisladores a favor de la causa gubernamental, las cuentas les fallaron: ganaron un legislador que dejó el PRI, y en cambio perdieron dos votos del PVEM.
También, la oposición, en particular el PRI, resistió presiones de todo tipo. Desde que romperían con su pasado histórico, hasta enfrentar investigaciones sobre el uso de recursos públicos por varios de los ahora legisladores. Morena y PT atacaron al presidente del PRI, quien además es diputado federal. Pero las amenazas no sirvieron: al parecer, lo envalentonaron. Quizá a la 4T le falló revisar que al presidente priista, Alito Moreno, ya el Congreso de Campeche le ha aprobado su cuenta pública, e incluso pasó la revisión de la Auditoría Superior de la Federación. Así que Alito se puso a operar, pues sabía que eventualmente vendría un choque con la 4T, de no rendirse el PRI ante ella.
Toda la oposición hizo equipo y ayer, por primera vez, se abrazaron todos en el pleno de la Cámara de Diputados y sintieron, hasta ahora, su triunfo más importante contra AMLO, quien difícilmente pierde batallas políticas. Claramente fue un error de cálculo haber procedido a votar una reforma constitucional sin tener los votos para ella. Así, pasa a la historia como el primer mandatario al que le votan en contra una iniciativa constitucional.
Por ello, en la mañanera de ayer se veía molesto y acusó de “traidores a la patria” a legisladores de oposición. Pero, como siempre hace, López Obrador ha “doblado la apuesta”: 1) presentó reforma para nacionalizar el litio que se aprobó ayer mismo en Diputados; y, 2) enviará otras dos reformas constitucionales (Guardia Nacional y electoral).
Queda claro que López Obrador no se quedará con su golpe y prepara contrapropuestas y nuevas narrativas. Lo interesante será ver si la oposición se mantiene unida o si, como sucedió en las seis entidades en que habrá elecciones, se dispersa.
En la batalla eléctrica, a la oposición la unieron varios factores reales de poder: el empresariado nacional, el extranjero, grupos ambientalistas, los fondos de inversión y hasta el riesgo para el país por demandas internacionales al violarse tratados comerciales. Pero lo que más la unió fue la presión de la 4T que, además, no ofreció nada a cambio. Ni ajustes en las leyes, ni arreglos en las elecciones. Y es ahí donde se rompió la liga, al estirarse mucho desde la Secretaría de Gobernación.
Las semanas que vienen, sobre todo por las elecciones en seis entidades, la 4T va a presionar con su narrativa. Veremos qué hace la oposición y si permanece unida. Por lo pronto, y por un mal cálculo oficial, le asestaron su primera derrota al Presidente. Muchos capítulos están aún por escribirse.
Cambiando de tema. El populismo también se contagia a empresas. Resulta que Dish-México, propiedad de la familia Vargas, en su disputa con Fox Sports, para tener acceso a sus partidos de futbol publicó desplegados pidiendo que éste sea gratuito para así no tener que pagarle nada a Fox, ni a los equipos que transmite (Monterrey, León y Pachuca). De hecho, Dish retomó el slogan de la expresidenta argentina Cristina Kirchner de “Futbol para Todos” (2009). Ese modelo fracasó, al costarle al gobierno argentino 900 millones de dólares al año en subsidios a equipos de futbol. El diario español El Mundo señaló que fue un “vehículo propagandístico, pero su rentabilidad fue nula”. ¿Acaso Dish va a dejar de cobrar por ellos?
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