2022.02.18
Vía El Sol de México
En días pasados el Presidente de la República, hizo una pausa en cuanto a su intención por desaparecer a por lo menos, dos órganos autónomos, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) y la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE), reconoció que en este sexenio ya no hay tiempo para extinguirlos, lo que generaría demasiada polémica aunada a que se requiere una reforma constitucional que los partidos de oposición votarían en contra y por ende, su partido y aliados no alcanzan la mayoría calificada.
Ante el entendido sobre la dificultad de desaparecerlos y de los costos políticos, incluso de responsabilidad internacional, en particular el TMEC, que le acarrearía su extinción, se anunció que ya se están valorando los perfiles de las personas que podrían completar al Pleno de Comisionados del IFT y de la COFECE, lo que es una buena señal para lo que resta del sexenio.
Tal parece que el Ejecutivo Federal va por un replanteamiento con estos órganos o al menos buscará una mayor interlocución con ellos con las nuevas designaciones que haga; dado ese contexto, en los 2 años y 7 meses que restan, el Ejecutivo Federal debiese buscar una coordinación interinstitucional con esos entes, a través de la Secretaría de Gobernación en compañía de la Secretaría de Economía -dado las materias- con el fin de impulsar los sectores económicos, entre ellos las telecomunicaciones y la radiodifusión, como país necesitamos urgentemente apuntalar la economía y dar confianza al bolsillo de los consumidores.
Por desconocimiento jurídico o de tacto político, algunos miembros de la 4T mal informan al Presidente y no le dicen la verdad, que los autónomos se crearon a fin de distribuir el poder que antes concentraba el Ejecutivo Federal y establecer nuevos contrapesos en el Estado Mexicano, por lo que podríamos decir que, en ese aspecto están funcionando.
También hay que reconocer que surgieron como una “moda” o “por desconfianza” y comenzaron a proliferar para varias materias y hubo intentos hasta para cubrir áreas del deporte, medio ambiente, paridad de género, hasta que surgió un freno en el Congreso (2010) al preguntarse ¿para que se elige un gobierno, si sus tareas las harán otros?
Es un momento clave para repensar en los órganos autónomos, cuáles realmente son estratégicos en la política y razón del Estado mexicano, verlo con una visión de estadista, no partidista ni de ideologías o por “moda”. La Secretaría de Gobernación tiene por mandato legal, las relaciones del Poder Ejecutivo con los órganos autónomos y debe ser el conducto de comunicación con estos entes y sus regulados, e informar objetivamente al Presidente.
Lo importante es que no olvide el gobierno el criterio prevaleciente de que todos los órganos del Estado -sin excepción- están sujetos a la Constitución y la ley.