2021.10.21
Vía El Economista
Históricamente, el sector de las telecomunicaciones en México ha padecido de la falta de competencia efectiva con sus marcados efectos adversos sobre la disponibilidad, asequibilidad y calidad de los servicios ofrecidos a los consumidores.
Persisten en la actualidad elevadas barreras al desarrollo de operadores competidores distintos al agente económico preponderante (AEP-T, América Móvil), que derivan en condiciones adversas para el ejercicio de inversiones para el despliegue de infraestructura, la implementación de ofertas competitivas, la viabilidad operativa y financiera, entre otras.
Reconcentración de ingresos y márgenes. Una clara ilustración de esta incapacidad sistémica para empatar el terreno competitivo es precisamente, la trayectoria al alza que trazan los ingresos y márgenes operativos a favor del AEP-T. Esto último es especialmente manifiesto en el mercado móvil en el que Telcel ostenta una participación de mercado en ingresos de 72.8% al segundo trimestre de 2021 (2T-2021), 0.9 puntos porcentuales (pp.) más que un año atrás y similar al nivel que registraba al ser declarado AEP-T en marzo de 2014 (72.8%).
En términos de márgenes, medidos a través del EBITDA (ganancias antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones, por sus siglas en inglés), el AEP-T registra un nivel de $29,961 millones de pesos (mdp) al 3T-2021, 8.8% superior en su comparativo anual y que contrasta significativamente con sus competidores al aportar casi la totalidad del agregado que resulta al sumar este indicador de todos los operadores móviles.
Esta circunstancia es desfavorable para la ejecución de inversiones por parte del resto de los operadores y pone en riesgo la viabilidad económica del segmento en su conjunto en el mediano y largo plazos.
Desregulación al AEP-T: libertad tarifaria y entrada a TV de paga. Recientemente se habilitó fijar libremente precios al AEP-T en el servicio mayorista de desagregación de la red local en 52 municipios del país, sin existir ningún indicador sectorial que apuntara a condiciones más balanceadas entre los competidores.
Este acto de desregulación da pauta a conductas discriminatorias y dilatorias por parte del preponderante, además de un alza discrecional de precios del servicio que podría traducirse en una mayor reconcentración de mercado en ingresos.
De manera similar, el AEP-T ostenta estar a punto de conseguir la autorización al finalizar este año para ofrecer el servicio de TV de paga y transitar una oferta convergente de cuádruple (telefonía fija, móvil, internet y TV de paga) o incluso quíntuple play (al incluir su plataforma de video bajo demanda por internet Claro Video). Con ello, abriría una ruta de desregulación en la que alcanzaría una participación sectorial de hasta tres cuartas partes medida en ingresos.
Espectro oneroso para el despliegue de 5G en México. Otra barrera al desarrollo de los competidores es el elevado costo de adjudicación y aprovechamiento del espectro radioeléctrico, tal que han optado por la devolución de frecuencias (este es el caso de Telefónica Movistar y de AT&T) y desincentivado su participación en procesos licitatorios.
En perspectiva internacional, de acuerdo con el IFT (bit.ly/3AZ1O1U), el valor del espectro en México registra un sobreprecio de hasta 85% respecto al promedio de países. Mientras que en el caso de bandas óptimas para la provisión de servicios móviles 5G (600 MHz, Banda L, 2.5 GHz y 3.5 GHz) el costo anual del KHz alcanza 93.3% de la mediana internacional, cuando en un escenario óptimo debería encontrarse a un nivel de 30%.
La suma de los elementos descritos erigen barreras significativas para el despliegue de infraestructura y el desarrollo de la competencia en el sector de telecomunicaciones y condenan al país a condiciones subóptimas en la prestación de los servicios, con sus consecuentes efectos negativos sobre el bienestar del consumidor.