Gerardo Flores | El Economista | 14 Julio 2015
En abril publiqué en este espacio dos colaboraciones en las que abordé la forma en que el mercado de distribución de contenidos audiovisuales, o de audio y video asociado —como solemos denominarlo en México—, ha entrado en una etapa de profunda transformación, fundamentalmente como resultado del fuerte crecimiento en el número de suscriptores de servicios de video over-the-top (OTT), que son servicios que se prestan a través de la red de Internet, así que cualquiera que tenga un acceso de banda ancha puede contratar un servicio de este tipo, sin necesidad de estar suscrito a un servicio de televisión de paga, ya sea por cable o por satélite.
Ahí me referí al agotamiento del modelo multicanal, que desde finales de los 80 y principios de los 90 fue el modelo bajo el que se desenvolvió el mercado de televisión de paga en todo el mundo. El modelo multicanal es aquél bajo el cual, a cambio de una suscripción mensual, un usuario tiene acceso a un paquete con un número predeterminado de canales. La tarifa mensual que paga es independiente de si vio todos los canales, sólo vio la mitad o sólo vio el promedio de canales que los suscriptores de TV de pagan ven en un mes: 17 canales.
La irrupción de ofertas de servicios de video OTT en este mercado ha provocado que millones de usuarios, en todo el mundo, se hayan empezado a plantear si vale la pena estar atado a un servicio de TV de paga y pagar mensualmente por un gran número de canales que nunca ve o sintoniza, precio que por cierto puede llegar a representar ocho a 10 veces el precio de un servicio de video OTT. Derivado de ello, millones de usuarios han cancelado su suscripción de TV de paga o, de plano, cuando se trata de hogares nuevos, simplemente optan por no contratar ese servicio que ya empieza a verse como arcaico y, en su lugar, simplemente contratan uno, dos o hasta tres distintos servicios OTT. A los primeros se les denomina ya como cord cutters o cortadores del cable, mientras que a los segundos cord nevers, porque no habían estado vinculados a un cable y simplemente ya no lo harán, gracias a la transformación del mercado.
En este contexto se inscribe la espléndida entrevista publicada por El Economista, que Ernesto Piedras, también colaborador de este medio, hizo a Raúl Katz, investigador de la prestigiada Universidad de Columbia de Estados Unidos, sobre la evolución reciente del mercado de las telecomunicaciones en México, entre ellos el de TV de paga, sobre la adopción de la banda ancha en nuestro país, y sobre el papel que están jugando los servicios OTT en el mercado mexicano y en otros países, por supuesto. Sobre estos últimos, celebro la claridad con la que Katz expresa que sí hay sustitución entre los servicios de TV de paga y los servicios de video OTT.
Y tan son sustitutos que, a finales de junio, Tom Wheeler, el comisionado presidente del regulador de las telecomunicaciones en EUA, la FCC, anunció en un evento del prestigiado think tank Brookings Institution, con sede en Washington, DC, que en este otoño la FCC dará a conocer una propuesta de regulación para insertar a los OTT en el mismo campo de competencia que a la TV por cable o la TV satelital.
Quien afirme que los OTT son un complemento de la TV de paga, y no un sustituto, es porque no lee, porque no se informa de lo que está ocurriendo en el mercado o de lo que están haciendo reguladores con liderazgo como la FCC, o simplemente porque no entiende de qué está hablando.
*El autor es senador de la República.