La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) recién ha actualizado sus estadísticas sobre conectividad de banda ancha fija y móvil, con cifras al cierre del 2013.
Los resultados confirman la conveniencia, e incluso necesidad apremiante, de tener en marcha la recién aprobada reforma de telecomunicaciones y radiodifusión para avanzar en estas métricas de una dimensión esencial de la vida contemporánea. No es sorpresa que entre los países miembros de la OCDE nuestro país se sigue ubicando en posiciones rezagadas.
No está de más recordar que esta agrupación de países es con la que México intercambia nueve de 10 unidades de materias primas, mercancías, recursos financieros, capital humano y comunicaciones. Es decir, es la liga en la que juega nuestro país.
Con relación a la adopción del servicio de banda ancha móvil, México está en la posición 34, la última, contabilizando 14.0 accesos por cada 100 habitantes. Ello representa una quinta parte del promedio de 72.4 de la organización.
En la banda ancha fija, México ocupa la posición 33, la penúltima de la tabla, alcanzando una penetración de 11.4%, ligeramente por arriba de la cifra correspondiente a Turquía (11.2%), y ambos muy por debajo del coeficiente de la OCDE de 27 por ciento.
Más que una intención aquí de ejercitar un “malinchismo cuantitativo”, el mensaje que se recoge es el de inconformidad con el statu quo de la operación y los resultados de las condiciones de operación que resultan en estos insatisfactorios indicadores.
LA MEDICIÓN EN LOS ESTADOS
Estos niveles de penetración de banda ancha denotan la persistencia de la brecha digital en nuestro país.
La revisión de datos del INEGI confirma la disparidad en el acceso a la banda ancha, al considerar la adopción de servicios de Internet en hogares por entidad federativa.
Al respecto, mientras que en el Distrito Federal, Baja California Sur, Sonora y Nuevo León cuentan con una penetración de Internet en hogares mayor a 45%, existen algunas entidades altamente rezagadas y con un acceso mucho menor al promedio nacional, entre las cuales se encuentran Chiapas, Oaxaca y Guerrero, en los últimos lugares de adopción a este servicio.
En parte, esto nos lleva a confirmar la bienvenida de un renovado marco regulatorio sectorial y de un plan de política pública sectorial para impulsar los niveles de conectividad en nuestro país. Su instrumento busca basarse efectivamente en la generación de condiciones competitivas que faciliten la entrada de nuevos oferentes, que provoquen una reducción significativa de precios, así como incentiven la inversión en infraestructura para la provisión de banda ancha en zonas que aún no cuentan con cobertura.
LOS INDICADORES NO SON EL FIN
Sin embargo, este nuevo escenario regulatorio y legal es la apuesta para que México abandone las últimas posiciones en la métrica internacional, resultado de un esfuerzo coordinado entre la eficaz aplicación de las reglas procompetencia y la correcta implementación de las acciones de la Estrategia Digital Nacional