2020.03.05
En los días pasados México finalmente fue tocado por el COVID-19. Después de su aparición en China a fines del año pasado, la enfermedad hizo su primera aparición en la Ciudad de México y Sinaloa a finales de febrero. Las tendencias en las búsquedas locales de Google para el COVID-19 indican que será un tema de amplia conversación; uno que alterará industrias que van del turismo hasta la manufactura de electrónicos, afectando nuestra vida cotidiana y por supuesto, nuestra relación con la tecnología.
Pero antes de abordar la higiene en los aparatos electrónicos, vale la pena hablar sobre la higiene en el mundo virtual frente a la contingencia. Una práctica muy saludable es tomar cualquier información vía redes sociales sobre el COVID-19 con una gran dosis de escepticismo. Remedios milagrosos contra la enfermedad, métodos infalibles para evitar el contagio y una multitud de paparruchas (fake news) sobre el virus circulan por internet en forma casi desenfrenada. Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la Secretaría de Salud en el país tienen sitios web con información para el público general, creada y validada por profesionales de la salud y la ciencia y que debe ser usada como fuente de contraste para contrastar cualquier información que llegue a nuestras pantallas.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) en los Estados Unidos indican que el mecanismo de propagación del COVID-19 más frecuente es el contacto con gotitas de saliva expulsadas por tos o estornudo de una persona enferma hacia la nariz o boca de una persona sana. Se estima que una persona enferma puede contaminar con dichas gotitas un área de aproximadamente 1.8 metros de radio.
Otra forma de contagio según los CDC está en el contacto de las manos de una persona sana con objetos contaminados con partículas de saliva o moco. Esto incluye barandales, picaportes de puertas, mesas, sillas y aparatos electrónicos como teléfonos de escritorio, controles remotos, ratones y teclados de computadoras, sobre todo en equipos compartidos. En este caso los CDC recomiendan mantener las rutinas limpieza ejecutadas diariamente por el personal de intendencia en tales equipos con paños humedecidos con agua y en la medida de la posible evitar su uso compartido.
Pero ¿qué hay del teléfono celular? Estos dispositivos son quizá los objetos que más frecuentemente manipulamos pues de acuerdo con una encuesta realizada el año pasado casi la mitad de los mexicanos le dedicamos entre 30 minutos y más de seis horas al uso de nuestro celular. Esto sin mencionar que un smartphone suele depositarse casi en cualquier superficie, por lo que no extraña que un estudio de 2017 hallase en los teléfonos de trabajadores del sector salud (quienes en teoría son conocedores y asiduos practicantes de medidas de higiene) una variedad de hongos y bacterias poco saludables.
Peor aún, el teléfono celular es un objeto que literalmente colocamos en las cercanías de nuestra boca y nariz; ¿quién no ha visto a una persona colocando el micrófono del manos libres literalmente entre sus labios mientras sostiene una conversación? Tomando en cuenta esta situación, el director de servicios médicos en el Ministerio de Salud de Singapur, Kenneth Mak, indicó el pasado 13 de febrero que un teléfono celular limpio podría ser una mejor herramienta para evitar la propagación del virus que el uso de cubrebocas.
Pero ¿cómo limpiar eficientemente un celular? Existen en el mercado aparatos que bañan el dispositivo con rayos ultravioleta que teóricamente pueden destruir virus y bacterias. Sin embargo, no es necesario llegar hasta tales extremos; una guía recomienda colocar el celular sobre una toalla o un paño suave para después limpiar con aire comprimido orificios del celular como la conexión para carga eléctrica, entrada para audífonos, micrófono y bocinas. Posteriormente se puede frotar suavemente el dispositivo con un paño humedecido en agua limpia (no verter agua o líquidos limpiadores directamente al celular) para después secarlo con otro paño. Esto suena fastidioso pero una pasada con un paño húmedo e incluso uno seco puede disminuir considerablemente la carga de gérmenes en el dispositivo.
El mismo principio se puede aplicar a otros dispositivos como tablets y laptops, sobre todo si estos son colocados frecuentemente en sitios públicos como mesas de cafés, oficinas compartidas o sobre mobiliario urbano como bancas y jardineras. Sobre la frecuencia de la limpieza no existe un consenso oficial, pero recomendaciones de expertos en microbiología sugieren limpiarlo una vez al día, sobre todo si el celular está protegido con alguna funda antiderrapante cuyo material suele almacenar sudor y gérmenes.
Una práctica de higiene sugerida por los expertos consiste en mantener guardado el celular durante la hora de la comida, momento cuando existen más posibilidades de llevar partículas del celular a la boca y a la nariz. Para algunos esta será la medida más difícil de cumplir, pero es un esfuerzo que vale la pena.