Ernesto Piedras
Los servicios de telecomunicaciones contemporáneos se caracterizan por una suerte de ubicuidad, en términos de que sus costos de operación son relativamente insensibles a la distancia geográfica de origen y terminación, por ejemplo, de llamadas o de correos electrónicos. O al menos técnicamente lo pueden ser.
En razón de lo anterior, la semana pasada, el pleno de la Cofetel aprobó el proyecto para la consolidación de Áreas de Servicio Local (ASL), cuyo dictamen preliminar ya avalado por la Comisión Federal de Mejora Regulatoria, constituye una nueva base de 172 zonas con códigos de larga distancia diferenciados en sustitución a las 397 áreas consolidadas hace una década.
Con su publicación en el Diario Oficial de la Federación se dará inicio al proceso de consolidación de ASL en el país, que deberá concluir en el mes de junio del 2015.
El concepto de Áreas de Servicio Local se refiere a la identificación de zonas geográficas dentro de las cuales el servicio telefónico, entrante o saliente, se considera local. La característica de estos espacios delimitados es que se eliminan los cargos de larga distancia dentro de las zonas que compartan una misma clave. Los criterios para la conformación de las nuevas áreas obedecen a la demarcación municipal de los estados, es decir, que no permiten que un mismo municipio pertenezca a áreas distintas. Otros criterios establecen que la integración de áreas se ajusta a la distribución de regiones celulares y se garantiza la existencia de al menos un punto de interconexión en cada ASL.
Las prácticas en el ámbito internacional nos recuerdan el limitado avance que hemos alcanzado en el tema, ya que las condiciones tecnológicas y de mercado actuales, el incremento en los medios de comunicación y la creciente adopción de equipos con capacidad para voz sobre IP han hecho obsoleta la larga distancia. Asimismo, el empaquetamiento de llamadas de larga distancia en diversos esquemas de facturación da cuenta de lo lento y retardado que ha sido el paso a la consolidación de las ASL, el cual ha sido sobrepasado por estas tendencias de mercado.
La provisión de mejores condiciones de acceso, calidad y precios asequibles para los consumidores, puede materializarse a través de facilitar la comunicación entre localidades vecinas con vínculos productivos, comerciales y demográficos similares. La próxima configuración de ASL puede tener un impacto directo sobre el presupuesto de las familias, que verán ahorros significativos en términos de costos en que incurrían por la larga distancia, aun a pesar de realizar llamadas dentro del mismo municipio.
Por su parte, el beneficio de contar con una tarifa homogénea en zonas con alto intercambio económico y social no es exclusivo de los usuarios, sino que también el conjunto de los operadores de telecomunicaciones (fijos y móviles) se verían beneficiados por la intensificación del uso de este servicio derivado de la desaparición de una importante barrera a la competencia. Por ejemplo, la consolidación eliminaría el pago de la tarifa de reventa para los concesionarios en aquellas ASL que no estaban abiertas a la competencia.
Es afortunada esta decisión, ya que tras un periodo extendido de alta litigiosidad y un proceso un tanto olvidado por el ente regulador, finalmente se alcanza la consolidación de ASL. Sin embargo, no debemos olvidar que el organismo regulatorio estableció un plazo de dos años para alcanzar esta configuración, periodo en que los usuarios seguirían incurriendo en los elevados costos de la larga distancia nacional, aunque en realidad este proceso pudiera hacerse prácticamente de manera inmediata; esperemos que el nuevo organismo regulador imprima el sentido de urgencia que el bienestar de los consumidores requiere.