Javier Orozco
Milenio Diario
En la reforma en materia de telecomunicaciones y radiodifusión aprobada la semana pasada en la Cámara de Diputados, pocos se han detenido a analizar el papel que tendrá el Estado con estas nuevas disposiciones. En específico hay dos temas por analizar: los medios públicos y la red de telecomunicaciones. Y es que en esta reforma se establece la creación de un organismo público con autonomía técnica, operativa, de decisión y de gestión, cuyo objeto es proveer el servicio de radiodifusión sin fines de lucro
en toda la República mexicana y con contenidos de carácter cívico, cultural, de igualdad de género, entre otros. Con la reforma también se establece que pasarán a este organismo los recursos humanos, financieros y materiales del Organismo Promotor de Medios Audiovisuales (OPMA), es decir, desaparecerá. Esperemos que con este nuevo ente gubernamental se ponga fin a los malos sabores que ha dejado el OPMA, el cual se creó en la pasada administración bajo condiciones de poca transparencia y sin una finalidad ni objeto bien definidos. Es importante que al nuevo ¡ organismo le quiten el estigma | de que el OPMA es solamente un prestamista de permisos de Canal 11 del IPN, pues el índice de cobertura de Once TV México es de 32.25 por ciento, la cual gracias a la cobertura de las estaciones repetidoras del OPMA llega a una cobertura total del 75.26 por ciento del territorio nacional, ¿qué sucederá ahora con el Canal 11, lo dejarán en el olvido? Por lo tanto, el gobierno federal debe tener bien definido que quiere con el nuevo organismo de tv, ya sea distinguiéndose de los otros dos canales que le pertenecen, el 11 y el 22, dando a la población tres opciones distintas de televisión; o en su caso, creando un único sistema de televisión en donde se agrupe a los tres canales para la ejecución de un mismo objetivo, de manera organizada y bajo esquemas de desarrollo y actuación bien definidos. La pregunta es: ¿qué va hacer el gobierno con tres canales de televisión?. Es la hora y la oportunidad de generar un esquema de calidad, eficiencia y fuera de toda politización para una televisión pública nacional.
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