Guillermo Montero.
Diario de México
Al analizar las acciones de la Cofetel de los últimos meses, resulta clarísimo que en las oficinas de Insurgentes están más ocupados en consumir vorazmente los recursos de erario público y repartirlos entre los amigos que en resolver con análisis reflexionados los temas verdaderamente importantes para garantizar la continuidad de los servicios de telecomunicaciones.
Particularmente en el tema de la televisión digital, hace unos días en la Cofetel festejaban que en dos meses, con recursos de un fideicomiso que no permite subsidiar equipo para entregarlo a los usuarios -valga decirlo-, se han instalado cerca de 50 mil receptores de TV digital en hogares de Tijuana; apenas la cuarta parte de los 200 mil que tienen que entregar antes del 16 de marzo para poder suspender las transmisiones analógicas SO días después, A ese ritmo, lo único que se garantiza es que en abril no habrá apagón analógico en Tijuana. No obstante, todos los concesionarios de televisión están obligados a producir y transmitir en formato digital y analógico desde hace ya unos meses, absorbiendo por cuenta propia los costos que la doble operación genera.
Por eso, en la Cofetel, conscientes los gastos en que incurren las estaciones de televisión, decidieron ayudarlos; pero haciendo a un lado por completo los intereses de los televidentes. No en Tijuana, sino en Mexicali. En donde siete de cada 10 hogares no cuentan con TV digital, autorizaron al canal 66 para apagar anticipadamente su señal analógica. El argumento, sencillo: No afecta porque hay otros canales analógicos. ¡Ah, qué buen análisis!