Federico González Luna
El Financiero
El pasado día 19 tuvo lugar un acto transcendente para las telecomunicaciones en México, en particular por lo que hace a los servicios de Internet de banda ancha. Ahí se sembró una semilla cuyos frutos debieran beneficiar pronto a millones de consumidores mexicanos.
En tal fecha se atestiguó en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) el nacimiento de una asociación civil creada por instituciones vinculadas con la academia (CUDI) y por empresas mercantiles (Kio Networks, Megacable, Nextel, Redit y Transtelco), cuyo fin será promover la creación, por primera vez en México, de un Punto de Intercambio de Tráfico de Internet (IXP).
Su importancia radica en dos sencillas razones: porque es muy necesario y porque no existe. Actualmente todo el tráfico de Internet que generamos los mexicanos tiene que llevarse al extranjero (principalmente a EU) y de ahí regresar a nuestro país. Cada vez que con nuestras computadoras personales o nuestros teléfonos celulares inteligentes hacemos búsquedas de información, tenemos acceso a redes sociales, transmitimos un correo electrónico, realizamos una operación bancaria o un sinfín de actividades de entretenimiento, la solicitud tiene que viajar al extranjero donde se encuentra con el respectivo proveedor del contenido, y de ahí regresa a través de una red de larga distancia y local a la computadora del usuario final.
Esta práctica tiene numerosos inconvenientes, ya que implica costos de transporte, retraso en el tiempo y disminución en la calidad del servicio. Al contar con un IXP en México se logrará algo fundamental: que las redes puedan encontrar un punto de intercambio de tráfico en el país, sin necesidad de tener que cursarlo al extranjero, lo que propicia los fenómenos contrarios y positivos a los descritos: mejor calidad de servicio, tiempo de respuesta más rápido, reducción de costos, incentivos para la creación de contenidos locales y regionales.
No todo en Internet es etéreo. Un IXP es infraestructura física, un sitio palpable donde se encuentran e intercambian tráfico de Internet proveedores de acceso, de contenidos, de infraestructura de red o de transporte; un sitio físico donde algunas redes o proveedores deciden llevar su tráfico y recoger el de otros sin necesidad de que ese intercambio tenga que llevarse a cabo en el extranjero.
Bien hacemos en promover la creación de un IXP, pues el tráfico de Internet en México se ha venido duplicando cada dos años (periodo que seguramente habrá de acortarse). Estima la Asociación Mexicana de Internet (AMIPCI) que el crecimiento de los usuarios de Internet entre 2006 y 2011 experimentó un aumento de 14 por ciento con respecto al año anterior. Lo mejor que podemos hacer es contar con la infraestructura que apoye tal desarrollo.
El futuro de las telecomunicaciones pasa por redes más veloces y confiables (banda ancha) y por el desarrollo y la oferta de contenidos. Un IXP atiende ambos objetivos, por lo que al promoverlo vamos en perfecta línea con la creación de infraestructura básica, primaria, de las telecomunicaciones del país.
En el fondo se crea una nueva arquitectura para la infraestructura de Internet en México, como un todo.
Cabe decir que llegaremos con retraso con respecto a otros países con un tráfico de Internet similar al nuestro. Brasil a la fecha cuenta con 20 IXP, Argentina con siete, Colombia con dos y Ecuador con tres. Explicable por la falta de organización o promoción gubernamental (cosa que en parte se corrige con el acto que comentamos) mucho ha tenido que ver también la continua falta de colaboración de la empresa dominante (privilegiada en la celebración de convenios bilaterales con los operadores).
Justo es reconocer el liderazgo en esta iniciativa de Carlos Casasús y Salma Jalife, de cuyo valioso estudio “Importancia de fomentar el desarrollo de los puntos de intercambio de tráfico (IXP) en México” hemos tomado varios datos para esta colaboración.