Ernesto Piedras
El Economista
Un fantasma recorre Latinoamérica: el fantasma de la competencia. Más que tratarse del célebre Manifiesto del Partido Comunista de Marx y Engels, se trata de un fenómeno observable en los mercados regionales más grandes como Colombia, Argentina y Brasil.
Recientemente, el objeto de las más acaloradas discusiones se dio en Colombia, mientras las autoridades correspondientes se encontraban en proceso de elaborar las bases para la próxima licitación de espectro que permitiría la oferta de servicios de cuarta generación en el país. Como resultado del excesivo peso en el mercado móvil, que resulta en dominancia del operador colombiano de América Móvil (AMX), con dos terceras partes de los usuarios móviles y más de la mitad de los ingresos del segmento, las autoridades de ese país externaron su preocupación y cautela por limitar el aun mayor poder de mercado que puede tener el operador en dicho país.
A su juicio, ampliar el margen de participación del operador dominante resultaría contradictorio con la serie de medidas regulatorias que se han implementado en años recientes para fomentar la competencia al interior de la industria colombiana. Entre las disposiciones realizadas durante la administración de Diego Molano, titular del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, se encuentra la reducción de las tarifas de interconexión y asimétricas, así como una cruzada por poner en práctica una regulación asimétrica o incluso reducir la participación de mercado del operador a 30%, mediante una propuesta de ley antimonopolio que se encuentra en discusión, entre otras. De todo esto resultó la decisión de buscar excluir a AMX de las próximas licitaciones de espectro o, en todo caso, limitar su participación a 20 MHz del espectro, por considerar que su elevada participación de mercado limita la competencia.
Por su parte, el gobierno de la Argentina decidió cancelar la licitación de frecuencias para servicios 4G debido a que AMX fue la empresa postora finalista en solitario. Al considerar los reguladores que concesionar las frecuencias a AMX le representaría una posición dominante y debido a que la licitación fue planeada con el objetivo de aumentar la competencia en la industria argentina, así como promover el acceso de nuevos entrantes, se prefirió cancelar el proceso con tal de no entregarle el espectro a Claro (filial de América Móvil en el país).
Finalmente, destaca el caso de Brasil, segundo mercado más importante para la empresa después de México, en donde también se están aplicando no se han quedado atrás en el empeño procompetencia, calibrando su regulación de manera consistente. Ya a mediados del 2012 Claro, filial de AMX allá, fue sancionada en tres regiones del país derivado de quejas de los consumidores sobre la calidad en el servicio. Esa situación impactó significativamente sus resultados operativos, ocasionando una reducción considerable en indicadores como las adiciones netas o el ARPU, por mencionar algunos.
Es importante mencionar que uno de los ejes centrales que han delineado el conflicto se deriva de la disminución en las inversiones que realiza la empresa en los nuevos mercados una vez afianzada su posición en ellos. Inclusive, desde su corporativo se ha escuchado reiteradamente la voz condicionante para la inversión de 1,000 millones de dólares en el mercado colombiano en el 2013, si y solo si se le permite la participación en las próximas licitaciones de espectro. ¿Será que la empresa deja de invertir una vez que se posiciona como dominante en el mercado?
Pues ésta parece ser su postura en el mercado mexicano, donde la empresa ha contenido considerablemente sus inversiones en casi una década. A pesar de que mantiene dos terceras partes de los ingresos totales de la industria, sus inversiones se han reducido a poco más de una tercera parte del total, mostrando que hoy día son los competidores los que inyectan el mayor flujo de capital para el desarrollo de la industria y el despliegue de nueva infraestructura.
Pareciera que una vez consolidada en el mercado, AMX pierde los incentivos para invertir lo suficiente para ofrecer servicios de calidad a sus usuarios. Entonces, no debería de extrañarnos que las autoridades regulatorias en nuestros países vecinos busquen la forma de frenar la actitud predatoria que muestra la empresa en todos sus mercados.
Quedan ahí esas experiencias y reflexiones regulatorias de los demás países latinoamericanos para decidir y actuar en México y buscar tener, por fin y de una vez por todas, un mercado basado en regulación eficiente y con resultados de competencia efectiva, que contribuyan a la mayor cobertura, la mejor calidad y los precios competitivos tan esperados en el mercado mexicano.