Eduardo Ruiz Vega
La Razón
El inicio del sexenio de Enrique Peña Nieto está cada vez más cerca. Mes y medio nos separan del cambio formal de estafeta en Los Pinos y, con ello, iniciarán los acomodos propios de estos vaivenes democráticos.
Sabemos, ya que se anunció públicamente, que los trabajos para la transición están en marcha. Sin embargo, existen algunos símbolos difíciles de leer para poder advertir el futuro del sector comunicaciones y transportes en su conjunto, así como del subsector de las telecomunicaciones en lo específico.
Un primer signo que me parece extraño es la diferencia de actitud que se observa en el búnker de Xola y Universidad (SCT), respecto del moderno edificio de la colonia Noche Buena que alberga a la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel). Mientras en el primer edificio se trabaja a todo vapor para entregar cuentas claras y transparentes, en la Cofetel se aprecia una tranquilidad inusitada en la Presidencia del órgano, donde su titular se da el lujo de ausentarse semanas enteras para asistir en el peor momento a cuanto foro internacional es invitado. Como diría mi compadre: “¿Qué lo hace tan valiente?”.
Los pocos signos que tenemos en torno a los planes de Enrique Peña Nieto y su equipo de transición debieran tomarse en forma seria por el Presidente de la Cofetel. El primer signo fue la no designación de un responsable nominativo para el tema de “telecomunicaciones” en el equipo de transición, con lo cual, creo, el responsable de la gestión de la Cofetel debería tomar tiempo para hacer méritos, ya que el subsector de su responsablidad claramente es subsidiario respecto de sus pares de infraestructura y transporte. El segundo signo, este sí ominoso para la Cofetel, se configura con el insistente rumor de que se dividirá a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en dos.
Si se confirma que se pretende encomendar el área de telecomunicaciones a un despacho específico dentro del gabinete legal de Peña Nieto, aún si se le incluye la radiodifusión, correos y telégrafos, así como la materialización de los ambiciosos proyectos públicos de cobertura social y de autosuficiencia satelital puestos en marcha por la SCT en la segunda mitad de este sexenio, la lógica ordena que esta medida implicaría alterar el orden institucional establecido desde el 96 con la creación de Cofetel como órgano regulador especializado, dotado con autonomía en el ejercicio de sus funciones.
Es por ello que la vocación diplomática desplegada por el Comisionado Presidente de la Cofetel no se entiende con claridad. O bien Mony de Swaan está tranquilo confiado en la autonomía que el Congreso de la Unión otorgó al órgano que preside con la denominada Ley Televisa en el 2006; o bien, como seguramente pregonan sus críticos, el Presidente de la Cofetel está en su gira del adiós. Pronto lo sabremos…
** Mensaje Corto. He acudido con genuino interés a los puestos de voceadores en búsqueda de completar mi colección de las Historietas de MiCofetel en el Libro Vaquero. En su momento, se señaló que este “esfuerzo” de comunicación fantástica incluiría 10 historietas en igual número de ejemplares del Libro Vaquero, con un alto costo para el erario federal. ¿Qué pasó? ¿Acaso las críticas fueron más convincentes que el ominoso gasto en publicidad? Este es un asunto que debe aclararse puntualmente por el bien de una institución que nos ha costado mucho a los mexicanos (y no me refiero al Libro Vaquero, conste).
