Eduardo Ruiz Vega
La Razón
Épocas interesantes se avecinan en el mercado de servicios móviles del país. El anuncio de Nextel Evolution representa el ingreso pleno de este operador al segmento de las redes de banda ancha móvil, para unirse a la pionera Iusacell/Unefon, y a Telcel y Telefónica Movistar.
Nextel es una empresa seria, formidable competidor que a pesar de los tiempos difíciles que vive su empresa matriz en los mercados financieros, invirtió rápidamente para desplegar su infraestructura. Enhorabuena.
El saldo de oferta del espectro en el mercado, sin embargo, acusa un serio subejercicio en este sexenio. Me refiero, claro está, a la oferta de espectro de banda ancha a través del mecanismo de licitación pública que prevé la legislación y que compete coordinar y ejecutar a la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel).
En este como en muchos otros rubros, la infame intervención sufrida en las labores del órgano regulador por parte de los Virreyes de Xola, me refiero a don Luis Téllez y Juan Molinar, deja un saldo de pendientes notables. En todo el sexenio se publicó un solo programa de licitaciones y éste se ha incumplido en su mayoría. El gobierno sólo fue capaz de llevar a cabo las célebres Licitaciones 20 y 21.
La primera puso en el mercado el remanente de espectro de la banda de 1.9 GHz, la misma que fue licitada en 1998 y en el 2004. Este insumo indispensable para los operadores establecidos no se podía quedar sin asignarse. Es decir, el éxito de este concurso estaba cantado.
La Licitación 21 fue otra cosa. Se ofreció la totalidad de la banda de 1.7-2.1 GHz para los mismos servicios de acceso inalámbrico fijo o móvil, frecuencia previamente licitada con éxito en los Estados Unidos de América. En el diseño de las bases se sentenció el fracaso de la licitación. La segmentación de bloques y las restricciones fijadas por la Comisión Federal de Competencia con una concepción francamente prehistórica de las telecomunicaciones generaron disparidades, debates y lo impensable: un valioso bloque de 30 MHz cuya asignación fue declarada desierta.
Afortunadamente, el espectro radioeléctrico es aire y como tal permanece en el inventario de activos de la Nación. Es decir, ese bloque de frecuencias y el resto de las bandas programadas para ser licitadas lo podrán ser cuando los responsables se decidan a hacerlo. Ello ocurrirá, sin embargo, hasta que Enrique Peña Nieto asuma el poder. A este sexenio sólo le queda vapor exhausto.
Mensaje Corto. Sería bueno que se explique a la opinión pública lo que ocurrió en el Pleno de la Cofetel hace unos días. Con bombo y platillo se anunció que la Cofetel resolvió recomendar la “segmentación” de la banda de los 700 MHz de acuerdo con el estándar asiático. ¿Qué es eso? ¿Cómo? ¿A quién si la Cofetel es la administradora del espectro? ¿Además del autocomplaciente comunicado en qué edición del Diario Oficial de la Federación? A mí se me hace que fue otra de vaqueros.