Con la llegada de Trump a la Presidencia de Estados Unidos, cambió el ambiente de cordialidad que imperaba entre México y EU desde el renacimiento de las relaciones bilaterales que significaron los sexenios de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas. Con la elección del emperador naranja, Trump, la narrativa de EU hacia México cambió, incluyendo el paradigma del libre comercio. Los causantes de los males, reales o imaginarios de EU son ahora producto del libre comercio, México, China y los inmigrantes.
La narrativa es fácil de describir para el votante promedio en EU, pero la realidad del sistema es otro. Veamos: China es ahora la segunda fuente de importaciones y la cuarta fuente de exportaciones para México. Para Estados Unidos, China es la primera fuente de importaciones y la cuarta en exportaciones de bienes y servicios. Los déficits de cuenta corriente para EU son significativos, un punto central de Trump en su crítica a estos dos países. La interdependencia económica centrada en el comercio significa que la narrativa populista sobre la pérdida de empleos de manufactura y la desventaja de EU frente a dos países como China y México es muy vendible.
Desde la celebración del TLCAN, México ha estado altamente involucrado en la agenda de comercio internacional, bajo la premisa de que éste beneficia a la economía, por lo que, en ese contexto, en 2012 se incorporó a las negociaciones del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), un tratado internacional que liberaría aún más los aranceles de bienes y servicios. La premisa es que países como Japón, Chile, Estados Unidos y México tendrían ventajas comerciales más agresivas con la entrada en vigor de este tratado, dejando fuera a China y su agresiva expansión comercial. Todo ello se vino abajo cuando Trump firmó en enero pasado una acción ejecutiva que retiró a EU del TPP.
En ese contexto, para México estar sentado en las negociaciones del TPP era crucial para tener participación en las negociaciones y mantener competitividad. Sin embargo, era también un riesgo: el TPP le podía restar ventajas a México frente al TLCAN: el acceso preferente a la mayor economía del mundo y la amplia integración de las cadenas de suministro con Estados Unidos. El TPP podía eliminar o reducir muchas de estas ventajas y otorgar a los países negociantes un piso parejo.
Todo ello se vino abajo y ahora estamos ante el panorama de renegociar el TLC. Sin embargo, ante los fracasos que ha sufrido en otros frentes y la complejidad de las interrelaciones económicas entre ambos países, todo indica que la renegociación del TLC no será tan dura como un Brexit, sino pequeños cambios que serán vendidos al público estadunidense como grandes éxitos. Lo que no puede perder de vista Trump es que restar competitividad a la región de América del Norte es cederle terreno a China ante su agresiva expansión.
La estrategia de México ha sido efectiva: empaquetar la renegociación del TLCAN junto con los temas de migración y seguridad, para así hacer un todo o nada. Dividir los temas pueden debilitar la posición de México, por lo que juntar los temas blinda a los posibles temas vulnerables de los caprichos de Trump.