Fue en 2014 cuando reporté que, como sucede en el sector petrolero, poderosos intereses observaban el desenlace de las batallas que tienen lugar en el mercado mexicano en sectores estratégicos y regulados. Y no sólo se trata de los proveedores de equipos, tecnologías y soluciones en el sector de las telecomunicaciones que provienen de Estados Unidos y Canadá sino que en Europa y Asia también cuentan con sus propias alternativas para el mercado mexicano. Ahora, los gobiernos que consideran a las telecomunicaciones como un recurso estratégico y vinculado, por supuesto, con la seguridad nacional, también esperan definiciones de los cambios que involucran la participación de la inversión privada.
Para empresas como Motorola, por ejemplo, que no sólo invierte en el sector maquilador en la frontera norte del país desarrollando dispositivos móviles sino que se ubica estratégicamente, por parte del gobierno de Estados Unidos como un jugador clave para la venta de equipos en el marco de iniciativas binacionales como el Plan Mérida, la situación y administración del espectro radioeléctrico resulta clave para sus negocios. México, Estados Unidos y Canadá —como parte del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA)— han acordado ciertos estándares que les permiten homologar tecnologías y uso de equipo en las frecuencias disponibles. Así que éste será un tema relevante en las negociaciones con Donald Trump. No sucede lo mismo con los proveedores de equipo para telecomunicaciones europeos y asiáticos. Por ello, la presencia de Telefónica de España en México y toda América Latina resulta estratégica; se trata, por supuesto, de un equilibrio de fuerzas desde la trinchera del sector privado. Por ello, resultaba prioritario cerrar el paso a los asiáticos en cualquier proyecto vinculado con el manejo del espectro radioeléctrico. Hasta el año pasado, la relación tan cercana de México con Estados Unidos justificaba cualquier boicot formal o informal a la presencia de capital asiático en territorio nacional. Podemos citar el caso de Dragon Mart y de las inversiones en Cabo Pulmo, Baja California. Ahora, sin embargo, tenemos presencia asiática en el sector de las telecomunicaciones a través del Consorcio Altán con el Fondo México-China y podría convertirse en una circunstancia incómoda para el gobierno de Estados Unidos. Motorola, por ejemplo, ha sido el principal proveedor de equipo de la Secretaría de la Defensa y abrir su tecnología no resulta muy conveniente.
Fue por ello que, en su momento, la negociación de la reforma secundaria para el sector de las telecomunicaciones se observó con un enfoque geopolítico más allá de la preocupación de muchos legisladores respecto a prácticas monopólicas o de influencia política.