El domingo pasado, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) dio a conocer el reporte estadístico correspondiente al tercer trimestre del 2015. En general, todos los indicadores muestran una expansión clara del sector telecomunicaciones, ya sea en número de suscriptores, ingresos por segmento, inversiones o incluso, en velocidades de acceso. Se trata desde luego de buenas noticias.
En primer lugar, debe reconocerse el esfuerzo que ha venido realizando el IFT para mejorar sus reportes estadísticos. Hay un avance sustancial respecto de lo que en su momento publicaba la extinta Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel). Como en cualquier actividad, oportunidades de mejora existen, pero todo indica que el IFT va por el camino correcto.
Una de las herramientas clave para que un órgano regulador pueda tomar decisiones oportunas, congruentes, que gocen de credibilidad para el corto, mediano y largo plazos, es la disponibilidad de información y la publicidad de la misma, en forma oportuna. En este aspecto, resulta necesario indicar que el IFT aún no logra la debida oportunidad, pero seguramente lo logrará muy pronto.
Otras dos oportunidades de mejora están en la disponibilidad de todos los indicadores a nivel de entidad federativa y en el formato de disponibilidad de la información, porque no basta con hacerla pública, también es indispensable que la información se pueda consultar en formatos de hoja de cálculo o de bases de datos. Los últimos reportes no permiten este tipo de acceso. Se trata de observaciones que buscan abonar a un trabajo que resulte aun más útil a la sociedad, desde inversionistas hasta usuarios, pasando por analistas, investigadores académicos, entre otros.
Ahora bien, los resultados reportados representan un avance importante, en el sentido de que muestran esencialmente que el sector telecomunicaciones ha incrementado su tamaño. Ahora, para que esa expansión sea sostenible en el largo plazo, es necesario que el órgano regulador logre que la estructura de mercado que soporta esa expansión sea una sobre la que pueda afirmarse que funciona en condiciones de competencia efectiva. Ya en el pasado, vimos cómo el sector se expandió, con tarifas a la baja y crecimiento en números de usuarios; sin embargo, esta expansión no estaba apoyada en una estructura de mercado competitiva, lo que a la larga se tradujo en la salida de varios competidores, en el empequeñecimiento de otros o en la cancelación definitiva de planes de crecimiento ambiciosos por parte de otros más.
Por ejemplo, del análisis simple respecto al número de usuarios a los que se refiere el reporte estadístico del tercer trimestre, se observa que en el agregado, la participación del agente preponderante en el sector telecomunicaciones no se ha movido un centímetro, o mejor dicho, no se ha movido una décima de punto porcentual, desde que el IFT resolvió declararlo así. Por lo que resulta prudente afirmar que la estructura competitiva del sector, en general, tampoco se ha modificado casi nada o no se ha modificado.
En materia de telecomunicaciones podemos afirmar que México va por buen camino, pero que aún hay muchos desafíos que resolver para poder estar confiados de que se han logrado los objetivos centrales de la reforma. Así como el IFT ha demostrado que cada vez hace mejor algunas cosas, como es el caso del reporte estadístico, es válido pensar que eventualmente podrá lograrlo en su tarea de conseguir que existan verdaderas condiciones de competencia efectiva en el sector telecomunicaciones.