Carlos Mota | El Financiero | 25 de enero 2016.
Entrevisté en Davos –en la Reunión Anual del Foro Económico Mundial (WEF)–, a Randall L. Stephenson, el Presidente y CEO de AT&T, la corporación de telecomunicaciones más importante de EEUU y un jugador muy vigoroso en México tras las adquisiciones de Iusacell y Nextel. Después de charlar no me quedó duda de que esta es la empresa tipo macho alfa que requeríamos; la única que le puede hacer frente al emporio de Carlos Slim. Gran noticia: la agresividad llega al mercado de telecomunicaciones mexicano y cada día será más patente.
La última pregunta que le hice a Randall fue cómo le vendería sus servicios a un cliente actual de Telcel. Le brotó inmediatamente una veta comercial natural, casi como si estuviera en el piso de ventas: “Si estás interesado en contar con un servicio totalmente confiable para tus llamadas –que no se caigan–; o en que la velocidad de tu servicio de datos sea altísima y de clase total (de las mejores del mundo, con altísima capacidad para transmisión de vídeo), nuestra red es la mejor equipada para hacerlo. Podemos ofrecerte un plan tarifario adecuado para ti y tu familia. Si tienes familia o necesidad de viajar a Estados Unidos tenemos el mejor plan para cruzar la frontera. Y si tienes una empresa pequeña o grande, podemos equiparte como ninguna otra compañía lo puede hacer”.
Pero también hablé con Randall el estratega, el individuo que negoció con Grupo Salinas un acuerdo ganar-ganar –cuando compraron Iusacell–, en el que el compromiso del gobierno mexicano para garantizar reglas firmes jugó un papel determinante. Stephenson afirmó:
“Creemos que lo que atestiguamos en los Estados Unidos puede ser replicado en otros mercados. Hemos invertido agresivamente en nuestra red de banda ancha durante los últimos ocho años. Hemos acumulado una numerosa base de clientes. Hacemos un muy buen negocio, y hemos otorgado a nuestros clientes capacidades que nunca antes habían tenido. (…) México era una oportunidad perfecta para nosotros”.
Aplaudió, como casi todos en Davos, lo que está haciendo el gobierno mexicano: “…ha generado total claridad al ambiente regulatorio. En industrias como la nuestra, que es intensiva en capital, esto es clave para atraer inversiones. Nosotros invertimos con horizontes a diez años, así que necesitamos claridad para saber qué reglas les aplicarán a los dólares que invertimos ahora dentro de cinco u ocho años. El hecho de haber puesto los cambios regulatorios en la Constitución nos da certeza de que sin importar el gobierno o el regulador que venga, las reglas no cambiarán de forma repentina.”
¿Cómo robará clientes a los competidores?. “Nuestro objetivo es lograr una experiencia mucho más valiosa para el consumidor”.